Camino de Babel
Qué decir de esta manera de hablar confusa y más bien exhaustiva por lo cansada, aburrida y pedante que tratan de endosarnos para contribuir según sus promotores a mejorar la convivencia. Supongamos el caso siguiente: ¿cómo se denomina una persona que no oye bien o tiene dificultades para oír? Según el lenguaje inclusivo, además de políticamente correcto y demás zarandajas impuestas, es aquella que padece una disminución auditiva, ya sea congénita o causada por otras posibles circunstancias. Una persona que padece -concepto injusto de entrada además de ser arbitrario sin tener pruebas de ello- una discapacidad auditiva debido a una captación imperfecta de los sonidos que le llegan a sus oídos, causada muy probablemente por algún defecto o malfuncionamiento de algunos de los componentes del órgano auditivo o de su transmisión a la corteza cerebral. Ahora podemos compararlo con la manera que lo expresamos en lenguaje común, el que usamos con nuestros vecinos: sordo, sorda, padece sordera, etc. La Real Academia Española de la Lengua, todavía sigue utilizando la palabra sordo o sorda para referirse a "una persona que no oye o no oye bien, que padece una pérdida auditiva en mayor o menor grado". También podríamos usar el término persona discapacitada auditiva, aunque el lenguaje inclusivo lo considera inadecuado y propone cambiarlo por persona con discapacidad auditiva. Lo mismo se podría decir de los términos "ciego", "cojo", "negro" o "vejez", para sustituirlos por "invidente", "discapacitado", "persona de color" o "tercera edad", como si la utilización de otro nombre cambiase la condición de la persona. Una de las razones que se aducen para imponer el lenguaje inclusivo es la de no herir la sensibilidad de la gente evitando transmitir ideas discriminatorias u ofensivas. Pero eso está en la intención del que las dice, pues ninguna de las dos formas evita por sí misma la supuesta connotación negativa. Lo mismo ocurre al pretender cambiar expresiones como "trabajar como un esclavo" o "pobre" por "trabajar como una persona esclavizada" o "persona con recursos financieros limitados", lo cual hará que esas personas seguirán trabajando como esclavos y poseerán recursos económicos limitados pero se sentirán muchísimo más contentas. Hay quienes piensan que usar los verbos "alzarse" y "levantarse" son ofensivos para una persona discapacitada y habría que sustituirlos, no sé, por decir algo, por "izar banderas", "levar anclas", aunque en este caso, solo lo entenderían las gentes de mar.
Además de esto, hay que tener en cuenta las recomendaciones del lenguaje no sexista, desde la pretensión de cambiar el masculino gramatical para evitar el discurso androgénico como "en el congreso, los médicos y sus mujeres", para expresarlo de manera más elegante: "En el congreso, el personal médico y sus parejas". Como tampoco se puede decir "el coche de papá". Es mucho más preciso decir "el coche familiar", aunque sea un papá soltero. Ni tampoco emplear "el concurso va dirigido a los estudiantes de último curso". Resulta mucho más directo usar "el concurso va dirigido a estudiantes de último curso". Por supuesto, hay más ejemplos sencillos que nos ilustran sobre la nueva manera de hablar para que nadie se moleste o se enfade, aunque también hay que decirlo, sacrificando la comprensión de lo que hablemos unos y otras, de manera que estemos todos contentos, pero sin entendernos. Algunos como: "Los viajeros comprarán el billete en la taquilla". Qué tal si decimos "el billete se comprará en la taquilla o mejor "billete compra taquilla". Otro: "El alumno acudirá al aula" que lo cambiamos por: "Se acudirá al aula", aunque en este caso muy probablemente el aula se quede vacía.
Como no es adecuado, ni conveniente por ofensiva, cantar aquella canción mexicana: "El que no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio..." pero a cambio podemos cantar la jota "la Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa, que quiere ser capitana de la tropa aragonesa...".
En fin, un barullo lingüístico que en mi modesta opinión no hace falta en absoluto. Por lo que se ve, parece que hay más gente de la que pensamos que se aburre y no sabe qué hacer. Con lo que hay por arreglar.
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