Epístola de Patricia a los parados
En la era de la tecnología nos viene a llenar el alma de alegría el hacker que estas Navidades nos contará la nueva historia de la salvación. Este nuevo cuento recuerda a uno muy antiguo y conocido por todos. La revelación, el martirio, la verdad, la encarnación y un largo etcétera llegan de manos de un rubito; la informática ha tomado posiciones liberadoras; tenemos a un hombre y a un desaparecido en sacrificio, a un Assange iscariote y en España hasta un buen San Lázaro, que cura nuestros males con la muerte digna, y, claro que aún faltan las ramas de olivo, los azotes y las cadenas, más el suplicio final, pero quedan pocos telediarios, pues parece que Dios vuelve con baterías de cadmio-litio, energía, en suma, renovada a vencer a los dueños de este mundo. Las alturas iluminan a Judas el rubito y en este apocalipsis (que en griego significa ir a lo mejor), así como el altísimo, la ciencia infusa nos dará trabajo eterno, que es lo que hoy esperan 4 o 5 millones de parados de manos de un Zapatero, pues la carpintería no se lleva. Ya se ve a lo lejos a Chuck Berry con sus alitas tocando la trompeta.
Cuando este nuevo año los fumadores apaguen sus cigarrillos, los pensionistas vean disminuir su poder adquisitivo y la ayuda a las familias pletóricas de parados desaparezca, el embajador del conocimiento nos embargará con tentaciones a dolor. ¡Qué bien que el juicio final se aproxima en versión remasterizada, sin subtítulos, en 3D, sin cortes publicitarios y en chino mandarín! ¡Señores y señoras, vivir no es un problema para nadie, que nuestro Neoseñor no entiende de curaciones milagrosas, salarios ni jubilaciones, porque la alegría de vivir la trae sin hostias consagradas, para toda la humanidad!
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