Ejemplo de resiliencia y demás...
La Palma. Caos. Viviendas desalojadas. Su medio de vida, devastado. Esta vez el jinete apocalíptico fue el fuego
Un empático reportero cubre la noticia y entrevista a un damnificado campesino. Este, sin impostura verbal ni gestual, con serena imperturbabilidad, indiferente a las cámaras, relata la tragedia con narración clara, concreta y concisa. El entrevistador, hábil e intuitivo, calla y el "cámara" sintonizado, agranda la imagen.
"Mi mujer y yo nos quedamos -decía-. Y... tuvimos suerte. Salvamos la casa con ayuda de vecinos, ya sin la suya. Perdimos el modo de vida: cultivos, huertos, vides... Incendiados, arrasados. Duele, y mucho -continuaba-, pero tiene solución: si una planta es posible recuperarla, se recupera; si no, se arranca y se siembra otra. Desde ya, repondremos lo que es nuestro sustento. Son pocos los recursos. Las ayudas que van a prometer sabemos que no llegarán, y si alguna viene, tardará, pero bienvenida sea. Hacia mayo como todos los años, con el terreno ya recuperado, lo acondicionaremos para así defenderlo de desgracias tales como las que este año nos machacaron. Tenemos vida y salud. Contaremos con ayuda de nuestros vecinos y ellos -por supuesto- con la nuestra. Saldremos adelante. Así ha sido siempre y así siempre será".
Soy incapaz de describir lo que vi, oí y sentí... El reportero lentamente devolvía la imagen a Madrid, llorando con los ojos secos del que era entrevistado y a quien el "cámara", reacio a desintonizarse, mantenía en pantalla.
El plató de televisión, en silencio de respeto. El moderador, sin hablar, pero con la elocuencia de su lenguaje gestual y la expresividad de sus ojos clavados en el campesino que llenaba la pantalla, describía lo que de cada párrafo emanaba: resiliencia por su capacidad de encaje y recuperación. Imperturbabilidad por su estoica actitud mental y emocional. Solidaridad traducida en recíproca empatía vecinal. Autosuficiencia surgida de la humildad no de la soberbia, que no pide ayuda externa, pero que la acepta si llega. En definitiva, empoderamiento personal que arrastra a empoderamiento de los demás en sinergia de compromiso social no escrito.
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