Vida, engánchate
En torno a un 10% de las mujeres en Asturias se medica con hipnosedantes o ansiolíticos. ¡Bueno, oye, qué le vamos a hacer! Quizá sea más el porcentaje y por miedo a decirlo haya muchas que no lo reconocen. Problemas los tenemos todos, obvio, y que un ansiolítico no va a eliminar la causa de fondo, también. Ayuda a relajar, a sobrellevar los problemas, a dormir mejor, pero, claro, es un “arma de doble filo” porque, en realidad, puede eliminar la ansiedad, pero no el caos o follón del copón que se tiene. Esto se añade a que hay personas, por definirlas, que les pareces una lacra por tomar una medicación que está pautada por un psiquiatra, recalco, un psiquiatra, porque un psicólogo no puede recetarlos. Te lo expide en una receta electrónica, ahí están tus datos, lo compras y te lo tomas, esperando ¡en fin, el santo advenimiento! porque encima si te llaman enferma, drogadicta, tarada, loca, chiflada, perturbada e incluso esquizofrénica, cuando no lo eres por tomar ansiolíticos y antidepresivos, no es para echarse a reír, es más, agrava el problema psicológico y psiquiátrico y puede provocar más ansiedad y trastorno. Una pescadilla que se muerde la cola y que no tiene fin. En breve en las redes sociales saldrá la campaña “Engánchate a la vida” para dar alternativas a la medicación. Hablar, exteriorizar, compartir (me refiero al problema) ayuda siempre a mitigar el dolor y el sufrimiento mientras que alguno igual está esperando a ver si te tiras por un cerro y te suicidas. “Espera sentado, así se hace más llevadero”.
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