Matar el mono
“Tener el mono” es una expresión muy española que si la dices en otros países ni se entiende. Ya se sabe que es la dependencia por la falta de una sustancia (alcohol, estupefacientes, juego, sexo...) y que provoca trastornos psicológicos y conductas extrañas. Dicen que en Estados Unidos los propios drogadictos sentían como si tuvieran un mono pegado a su espalda (ni me imagino el cuelgue aunque siempre habrá alguno por España que crea que eres una drogadicta por tomarte una medicación pautada). Matar el mono es saciar ese síndrome de abstinencia aunque en este caso matar el mono, o mejor dicho, los monos es lo que ha hecho Elon Musk, en colaboración con la empresa Neuralink y la Universidad de California Davis con los macacos que tenía de experimento desde el 2017 para mejorar, a través de implantes de microchips en el cerebro, la calidad de vida de las personas con parálisis, miembros amputados, lesiones cerebrales, cuadriplejia o ELA y en las que podrían controlar aparatos móviles solo con el pensamiento. De los 23 monos, se sabe que 15 fallecieron agónicos por las barrabasadas del implante del microchip. Ahora entre la empresa y el comité de médicos para la medicina responsable se tiran los trastos a la cabeza porque les han pillado. Ahora como Elon Musk se ha quedado sin mono, aunque parezca que lo tenga con sus ideas, pide voluntarios para poner el microchip a personas que padezcan estas enfermedades a través de un implante que hará un robot quirúrgico (cágate, lorito). En mayo ya anunciaba la aprobación de la administración de alimentos y medicamentos de EE UU a través de su cuenta de Twitter (ahora se llama X). El experimento lo llama Prime Study (Estudio Primario) y espera un gran éxito “si todo evoluciona correctamente”. ¡A ver quién es el valiente que teniendo ya lo que tiene encima con la enfermedad se va a un quirófano con un robot como cirujano a que le metan un microchip en la cabeza! ¡Como los monos de Gibraltar están algunos, oiga!
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo