Lo que te enseñan las urgencias del HUCA
Por desgracia, en los últimos meses he tenido que pasar varias noches en las urgencias del HUCA. En un principio rezas por que la persona que acompañas se ponga bien y pueda volver a casa, después pasas a la fase en la que lo primero que piensas es que te toque un "turno" bueno y no sea un calvario para esa persona que depende de ti y pueda ser el mínimo tiempo posible.
Entiendo, y es algo que he podido comprobar, que la saturación y la carga de trabajo excede con mucho a lo que debería ser normal para un servicio de urgencias, pero lo que quiero expresar con estas letras, y vaya por delante mi intención, es pedir un poco de empatía y humanidad para muchas de las personas que pasan por allí muy a su pesar.
Pienso en ti, no sé cómo te llamas ni tampoco quiero saberlo, dudo si has elegido por vocación o por accidente ser enfermera pero lo que sí sé es que no estás capacitada o por lo menos esa noche no lo estabas para hacer tu trabajo.
Tranquila, no eres la primera que me he encontrado y llego a pensar si realmente se debe a lo duro del trabajo o a que la vocación se ha perdido y se miran otras cosas.
Era el comienzo de tu turno, quizás no tenías un buen día, quizás tenías otras cosas que te preocupaban fuera, quizás... no puedes gritarle de esa manera a un anciano que se ha movido un poco al intentar hacerle una extracción, no puedes gritarme por preguntarte si la ambulancia que llevábamos una hora esperando va a tardar mucho, no deberíais dejar a un anciano sentado en una silla más de 2 h sin moverlo a una camilla (había unas cuantas libres) más que nada porque estamos hablando de personas mayores, muchas de ellas con demencia, que llevan un mínimo de 7 h sin comer, sin dormir y sin poder moverse, no puedes, no debes y si lo haces deberías replantearte tu sitio...
Pienso en ti y aprendo, me has enseñado lo que no se debe hacer nunca, porque he sentido pena, dolor y no te voy a negar que rabia, y también he pensado en cuántas personas estarían deseando hacer tu trabajo, quizás sin ser de sobresaliente en un papel, pero con matrícula de honor en amor hacia los demás.
Intentas no hacer comparaciones, pero las haces, escuchas al médico residente que atiende a la señora de al lado, y piensas... también tiene mucha carga de trabajo y sin embargo él sí puede, o al médico que atiende a la persona que está contigo, le habla con cariño, te responde, te explica... él también puede.... No entiendes nada...
Es esto último con lo que me quedo, el balance se inclina mucho más hacia la parte del amor y el cariño, no sería justo no reconocer a todos los profesionales que se dejan la piel cada día, lo pienso y lo seguiré pensando...
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