El Leónidas del Mazuco
Durante la segunda quincena de agosto del pasado año 2008 se presentó una exposición de fotos en el salón que dispone para ello el Ateneo de La Calzada en Gijón y que llevaba por título «La Maginot cantábrica. ¡Hay que fortificar Asturias!», del patrimonio bélico de la guerra civil en Asturias y en la que participaron innumerables voluntarios a la sugerente llamada.
La colección constaba de una serie de fotos relacionadas con las fortificaciones levantadas durante la contienda civil que servían para la defensa del frente de guerra, tales como «fortines», «posiciones artilleras», «búnkeres», «pozos de tirador», «parapetos», «senderos militares» y «trincheras» de defensa para ataques aéreos, entre otros.
La abundante literatura existente sobre el conflicto bélico español nos habla del «cinturón de hierro» de Bilbao como la más legendaria de las líneas defensivas en el Frente Norte, pero la cadena de fortificaciones desplegada en Asturias, construidas entre la primavera y el otoño de 1937, aventajó en extensión a las organizadas por el frente vasco.
Entre las fotos expuestas sólo había una con personas en la que se encontraba en compañía de otros cuatro compañeros hospitalizados el conocido cenetista Higinio Carrocera, «El Leónidas del Mazuco», como rezaba el texto introductorio de la exposición.
«Higinio Carrocera fue, sin duda, el combatiente más recordado de cuantos participaron en el bando republicano en la batalla de Oriente, destacando por su combatividad desesperada, en particular en la defensa del Mazuco, hasta el punto que se le llegó a comparar con Leónidas, el rey espartano que murió gloriosamente en la batalla de las Termópilas (480 a. C.), resistiendo heroicamente con 300 espartanos la invasión de Jerjes».
A diferencia del espartano el Ejército republicano pudo contar con algún apoyo adicional en las líneas de defensa más orientales de la Maginot cantábrica.
Como en el caso de la célebre batalla de las Termópilas, también en el frente republicano el esfuerzo fue en vano para aquellos hombres que entregaron sus vidas por la libertad y la democracia, como fue el caso de Higinio Carrocera, del que injustamente se ha hablado poco y escrito menos, como bien se merece tan valiente y destacado anarcosindicalista.
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