Bienvenido Niemeyer
Bueno, parecía que no iba a llegar nunca pero ya esta aquí, hoy, miércoles, primer acto en uno de los edificios que conforman en Centro Internacional Oscar Niemeyer. Atrás quedan las burlas de unos haciéndose fotos frente a un ya desaparecido bar, o los intentos denostados del virrey de la capital ofreciendo los bajos de su Ayuntamiento para instalar lo que él entiende por centro cultural; deberíamos nombrar a don Gabino hijo adoptivo de Avilés, sin su persistencia posiblemente hoy no estaríamos hablando de esta gran esperanza que resulta ser el Niemeyer, hubiese quedado en un simple museo de recuerdos de los premios «Príncipe de Asturias» y, sin embargo, se ha convertido en un centro llamado a ser faro de la cultura española y europea. Hoy es un día de alegría para Avilés y para Asturias, incluso para los incrédulos que si no ven ladrillo no creen, para aquellos que se mofaban de actos bajo el auspicio de la Fundación Niemeyer y gracias al extraordinario trabajo de Natalio Grueso, capaz de atraer hacia el Niemeyer a las más altas personalidades de la cultura contemporánea actual, y para nosotros, los que no necesitábamos ver puesto el ladrillo para creer en este proyecto. Este es un momento de reafirmación en nuestra alegría. Ahora se nos van hacer eternos los pocos meses que restan para poder sentarnos en las butacas del auditorio, visitar el Filmcenter, subir a la torre mirador y disfrutar de los talleres de gastronomía, en definitiva, disfrutar en su totalidad del Niemeyer. El futuro de Avilés se hace presente, su silueta cambia para siempre. Avilés vuelve a mirar con orgullo a su ría y si unas décadas atrás la gran esperanza fue el acero, en esta incipiente década de los años 10 la cultura será el motor que mueva a nuestra querida villa. Por cierto, feliz cumpleaños, señor Niemeyer, y muchas gracias, esta vez el regalo lo hace quien cumple años.
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