Los Ulma, muertos, con horrible saña, a balazos y a golpes
Leo un texto y más leo. Estoy leyendo incansablemente. Días pasados, LNE, en el periódico del domingo, publicó un artículo de antología. Lleva firma sumamente bien conocida, que te sonara a persona eclesiástica, cuyo pensamiento encontrarás profundamente patente en las columnas periodísticas, con que a todos nos enriquece. Por mi parte, hoy llevo tres o cuatro lecturas a las que me es imposible sustraerme. Su “lectio brevis” concentrada en su expresividad inacabable, me deleita a no poder más.
Somos muchos los lectores y lectoras que abrimos el periódico dominical por la columna de nuestro autor. En ella lees infatigablemente y con la mayor presteza el mensaje y el contenido de lo que el lector degusta con fruición y provecho, ya que bien conoce las técnicas de la comunicación y sabe muy bien poner adecuadamente los puntos sobre las íes.
Y es que el autor al que me estoy refiriendo escribe como los ángeles, si es que los ángeles escriben, como Fra Angelico los descubrió haciéndolo. Él, como el evangélico sembrador, ejerce su tarea, saliendo a faenar a las horas todas del día, las de la calima y las restantes de tercia, sexta y nona y en las de prima, tercia y a la de vísperas. Así es como esparce la semilla de su palabra a manos llenas, ya que es rico y abundoso en el sembrar y hasta podría decirse de él “pródigo” en los mensajes que a las inteligencias hace llegar.
Como en el caso de quien esto escribe, con avidez acudimos sus lectores a recoger el fruto de tamaña siembra, que en los personales trojes es difícil de almacenar.
Sumario: El prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos beatifica a una familia polaca al completo
Destacado: Ellos hacen recordar a los siete hermanos Macabeos con su madre, a los mártires de Scillium, a los degollados en tiempos de Nerón... La Historia una vez más es maestra de la vida
Quizá estés pensando que de quien te estoy hablando se trata de don Jorge Juan Fernández Sangrador, que borda sus escritos con primor y donosura. Plenos de sapiencias y doctas lecciones, que enriquezcan profusamente al lector, sobre todo al avezado a ejercitar su inteligencia en la noble tarea de pensar.
Don Jorge escribe siempre de forma bien pensada y reflexionada en intensidad, siempre presidida por la guía de la fe, que él profesa firme y segura, según nos lo enseña la Santa Madre Iglesia. Con las apoyaturas siempre del bagaje sagrado de los textos bíblicos y de las doctrinas de los Santos Padres, empapándose asiduamente en los ríos caudalosos del pensar cristiano, con el enriquecimiento que aportan la Teología Católica y los Romanos Pontífices para coadyuvante en el acercamiento a Dios.
Don Jorge titula hoy su columna con esta expresión latina “Ab utero”. Desde el inicio de mi lectura, a duras penas contuve las lágrimas. El Papa Francisco ha firmado el decreto de beatificación de una familia polaca, mártires eximios de las balas nazis: de ellos seis miembros infantes, junto con sus padres y el último de ellos todavía “nasciturus”, saliendo a golpes del vientre de su madre.
Testimonio martirial sin precedentes, horrible crueldad para culminar con unas vidas, que con el exterminio radical dieron su vida en la entrega suprema en el ejercicio de su caridad extrema muriendo por Cristo, Salvador de toda la Humanidad.
Ellos hacen recordar a los siete hermanos Macabeos con su madre, a los mártires de Scillium, a los degollados en tiempos de Nerón y muertos con todo tipo de martirio, según expresa Tácito, o los que consumaron sus vidas en África, en Tonki, de ellos nuestro San Melchor de Quirós, martirizados con los más rebuscados martirios que la mente humana fue capaz de imaginar. La Historia una vez más es maestra de la vida. Beatos son esos nueve miembros de la familia polaca de los Ulma, mártires bajo el testimonio de una caridad extrema, después de cobijar y proteger a dos familias judías que tuvieron bajo su extrema caridad.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo