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Destino cultural para las escuelas de San Juan de Priorio

26 de Diciembre del 2010 - Ángel de la Fuente Martínez (Oviedo)

Las escuelas de Priorio tienen casi ciento treinta años y aún permanecen en pie tras la reforma realizada por el Ayuntamiento de Oviedo. El último destino de este hermoso edificio parece ser Proyecto Hombre. Esta decisión es poco acertada y, además, va en contra de las condiciones en la que se cedió el solar para dar cumplido a la primera ley de educación que se publicó en España a mediados del siglo XIX. Antes de presentar una propuesta de uso y disfrute conviene hacer un poco de historia.

Un anónimo articulista en el álbum de fiestas publicado por la Sociedad de Festejos de Las Caldas –Sofelca– en agosto de 1982 publicó un estudio bajo el título «Ahora se cumplen 100 años». En él asocia el nacimiento de la escuela a la persona de don José González Alegre, atribuyéndole a él la cesión gratuita del solar, pero es un error porque ese regalo fue responsabilidad del marquesado de Santa Cruz de Marcenado con casa en La Piñera, la Quinta del Ordiel. La condición fue entregar el terreno siempre que fuese destinado a una función educativa, revirtiendo a sus dueños en caso de que ésta desapareciese.

Hacia el curso 1973-1974 y 1979-1980 la escuela de niños y la escuela de niñas dejan de prestar la función para la que fueron concebidas, casi cien años de docencia ininterrumpida. Atrás quedaban los sesenta-setenta alumnos durante el período en el que estuvo escolarizado mi padre, que finalizó en 1950, o los más de treinta cuando fui escolarizado en 1968 que se vieron reducidos a poco más de una decena en el curso 1971-1972. Otro tanto se podría decir de la evolución de la matrícula de las niñas. Era ni más ni menos que la convergencia del éxodo rural y la aplicación de la ley General de Educación de 1970 –la creación de los llamados colegios graduados.

¿Qué se podía hacer con aquel vetusto edificio de dos crujías con pórtico, llamado portalín, y vivienda para el maestro y maestra? Una propuesta de algunos vecinos era la transformación de aquel inmueble en viviendas. Presentar esta opción era producto de un desconocimiento total de la historia de esta institución. Al inicio de la década de 1980 una congregación religiosa la reclama ante el Ayuntamiento para destinar este lugar a ejercicios espirituales, convivencias y similares. Afortunadamente don Celso González, un hombre preocupado por la cultura, era una persona progresista que creía que la cultura, el saber, facilitaría el progreso. Por un lado tenía en mente el antiguo Centro Cultural de la Segunda República y, por otro, era conocedor de la cláusula en la que constaba la cesión con la condición de prestar una finalidad educativa. El Ayuntamiento, gobernado por Unión de Centro Democrático, escuchó los argumentos avalados por firmas de los vecinos y atendió la petición de crear un centro cultural aportando una subvención de 90.535 pesetas para arreglo del edificio –pintura, cristales, carpintería, obra menor de albañilería, adquisición de juegos educativos, libros...–. El 3 de mayo de 1981 se inaugura el nuevo centro bajo el nombre Centro Cultural Ramón Pérez de Ayala con la presencia de doña Carmen Castillo y doña Luzdivina Arias, concejalas de UCD y PSOE, respectivamente. Permaneció abierto casi diez años y se extinguió como el cabo de una vela. A partir del cierre de esta institución que tuvo su época de esplendor organizando excursiones, concursos con los niños y jóvenes de la parroquia, grupo folclórico, participando en las fiestas de San Mateo –chiringuitos–, publicación de una revista «Xana» ... entró en un proceso de deterioro con la aquiescencia de quienes por aquellos años –década de los noventa– se habían constituido en garantes de la defensa de la parroquia. Ese consentimiento llegó a tales extremos que jamás denunciaron los actos vandálicos cometidos, entre los que destaca la desaparición de los mapas en relieve de la península Ibérica que había donado don Urbano González. Incluso se habilitó la vivienda, con cama incluida, para un vagabundo que vivió en la parroquia tres o cuatro años. Con una situación de abandono manifiesto corrió un rumor de derribo y tras un escrito mío en la prensa, el Ayuntamiento salió a la palestra desmintiéndolo. Comenzó una operación de rehabilitación que ha desvirtuado su fisonomía original, pero que aún no ha finalizado. Todo el mundo se pregunta cual será su destino. Unos dicen que un albergue juvenil, otros para Proyecto Hombre y yo digo que ni lo uno ni lo otro porque es un edificio emblemático y tiene que servir a la parroquia con una finalidad cultural y educativa para preservar el carácter que siempre tuvo.

¿Qué destino se le puede adjudicar a las escuelas? En buena lógica, cultural. Aquí tendría cabida un aula didáctica del antiguo concejo Ribera de Abajo, sala de exposiciones, museo, oficina de turismo, aula de actividades lúdico-educativas para la tercera edad y jóvenes, sala polivalente... Desgraciadamente ni sus vecinos ni muchas personas conocen estas parroquias tan cercanas de Oviedo y enclavadas en un marco incomparable como es el valle del río Nalón. En muchas ocasiones he escrito sobre los recursos, pero creo que conviene recordarlos: bosques de ribera, cuevas de La Lluera, cueva de Las Caldas –reserva natural parcial–, molinos maquileros, castillo, iglesia parroquial románica –única en Asturias con el tímpano esculpido–, casas solariegas, casa-palacio del marquesado de Marcenado, hotel-balneario, vivienda rural, ruta de la Salamandra, senda verde Fuso-Tuñón, imaginería y retablo del siglo XVIII en la iglesia de Caces, nudo ferroviario de Fuso de la Reina, casas de los ferroviarios, minicentral hidroeléctrica, vivienda de protección oficial del franquismo... Convendrá conmigo el lector que hay suficiente cantera para llenar este complejo actualizando la función educativa para la que fue concebida, adaptándola a los tiempos en los que vivimos.

Espero que esa propuesta en la que parece estar implicado el Principado no se lleve a cabo y que los familiares del marqués de Santa Cruz de Marcenado ejerzan los derechos que tienen y que los vecinos se movilicen. Por otro lado esta propuesta es un complemento cultural a los clientes del balneario y a todos los alumnos de Primaria y Secundaria de Asturias y, en especial, de Oviedo, recuperando el Consistorio aquella iniciativa de la década de los ochenta cuando se ofertaban itinerarios educativos para los alumnos del curso octavo de Educación General Básica. Es hora de comenzar a comportarnos como europeos y tendremos ese estatus en la práctica cuando seamos capaces recuperar nuestro patrimonio, porque para lamentar barbaridades ya tenemos bastantes ejemplos: el acueducto Los Pilares, la estación del Vasco, el Fontán ...

Finalizo con unos versos de don Liborio González publicados en un artículo «La puerta muda» en el álbum de las f iestas de 1981 publicado por Sofelca:

¡Calla, está la escuela!’ / «Estuve aquí». «Aquí fui venturoso un día». «Aquí soñé». / Cerrada, silenciosa, polvorienta y caduca, la puerta de la escuela está muda. / ¿Quién quiso que esta puerta se quedara cerrada para siempre». / ¿Qué ha sido de las manos que empujaban esta puerta con prisa o con enojo? / Todo a tu alrededor vive muriendo, / con la larga agonía de las cosas. / La hierba y el musgo avanzan y crecen.

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