Las placas de la profesora Carmen García
La Facultad de Historia de la Universidad de Oviedo acaba de colocar en su propia sede una placa homenajeando a los represaliados franquistas de 1937 a 1952, algunos de cuyos consejos de guerra tuvieron lugar en el mismo edificio del Milán, donde se ubica dicho centro universitario. Participaron el Rector Magnífico y el decano de la Facultad, todos a una, enfatizando en el espíritu recordatorio y de reconciliación.
Al tiempo, la profesora del Departamento de Historia Contemporánea Carmen García (más de medio siglo sin otro mérito que soñando con las barricadas de Mayo del 68) recordó la inexistencia de placas conmemorativas acerca de estos acontecimientos fratricidas en Oviedo, ni siquiera en la actual sede del Parlamento asturiano (antigua Diputación Provincial), donde también tuvieron lugar varios consejos de guerra durante nuestra contienda civil.
Pues bien, todo parece indicar que el frentismo se ha instalado de forma permanente en la Universidad de Oviedo. La profesora García omite la diacronía de los acontecimientos. No hay placas conmemorativas de las represalias franquistas en Oviedo, efectivamente. Pero es que tampoco hay placa alguna que recuerde de modo reconciliador que el PSOE de Indalecio Prieto intentó contra el legítimo Gobierno de la República un golpe de Estado en la ciudad de Oviedo en octubre de 1934, en lo que con alrededor de 2.000 muertos, incluidos los acontecimientos sediciosos en Cataluña (la Historia se repite), han supuesto el prólogo de nuestra Guerra Civil española.
Ninguna placa atestiguando la destrucción y el bombardeo de la ciudad de Oviedo por parte de las genocidas huestes socialistas encabezadas por Indalecio Prieto; ninguna placa recordando la destrucción de la Catedral y la Cámara Santa; ninguna placa acerca de los asesinatos a los religiosos en numerosas iglesias ovetenses o en el convento de Santo Domingo; ninguna placa acerca de la destrucción del convento de Las Pelayas; ninguna placa en la antigua Fábrica de Armas; ninguna placa recordando la quema de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo. Se diría de Oviedo que es la “muy desplacada ciudad de Oviedo”.
Sin embargo, los argumentos eternamente viejunos y grasientos del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo, una década tras otra inoculando veneno en vez de alumbrando la Historia, pretenden seguir en pie. “Vivat Academia, vivant profesores” (¡algunos!).
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