¿El Sporting, el equipo de fútbol de Asturias?
El domingo, 28 de noviembre, leo una declaraciones del señor Vega-Arango donde dice: «Somos el club de Asturias, guste o no», y en el mismo día dice: «la calle no es tonta, y nunca se equivoca».
Pues que venga Dios y lo vea. En primer lugar, yo soy asturiano, de Oviedo, y no considero a su equipo como el de todos los asturianos, pues Asturias es grande y no todos pensamos igual.
A mí me parece que el referido Sporting fue, es y será el equipo de Gijón; era lo que nos faltaba que sea de todos.
No me cabe la menor duda que será de muchos asturianos, pero no de todos, al menos el mío no lo es.
En Asturias hay muchos partidos judiciales y supongo que en su zona hay muchos equipos de fútbol y cada uno tendrá sus aficiones, por eso no creo que el equipo de Gijón sea de todos.
Yo no soy un gran aficionado al fútbol, pero si me tengo que decantar por algún club, éste sería el Oviedo, que aunque desgraciadamente está donde está, supongo que algún día llegarán mejores tiempos y volveremos a las glorias de antaño, eso sí, cuando tengamos más ayudas económicas de las que ahora carecemos. También me gustaría saber cuánto nos costará a todos los asturianos todos esos homenajes, incluso con imposición de insignias a la alcaldesa de Gijón, que como dice, tanto hizo por el club en los tiempos difíciles. No me parece que sea por animar al club en los partidos de El Molinón, o es que ¿también hubo ayudas económicas, fuera de lo normal? Pues si es así, a mí que me borren de este tipo de subvenciones, que por cierto así nos va, pues ya hay bastantes.
En cuanto a que la calle no es tonta, ¿qué dice? Si fuéremos más listos, no tendríamos a todos estos gobernantes, ni nacionales ni provinciales, que nos están metiendo en este pozo, del que no vemos fondo.
Ahora, por lo que se ve, se trata de hacer a Carrillo una especie de homenaje ¿de qué?, con el beneplácito del Partido Popular de la villa de Jovellanos. Quién lo diría. A mí me parece que no es de recibo que a tal personaje se le jalee, como poco menos que el inventor de la democracia. ¿Y por qué no a Tejeiro, o a Franco o a Primo de Rivera... y así un largo etcétera.
Pues todos ellos son de la misma época y mientras a unos se los tiran de sus pedestales, a otros los levantan, como si de héroes de la patria se tratara. Indudablemente, no estamos para recuerdos de este tipo, vale más no «meneallo». Si hay que escribir la historia, a cada uno que se le trate como merece. Pero no según a que partido o partida pertenezcan.
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