El SOMA-UGT en su centenario
Nos encontramos ante un año excepcional, año de reconocimientos, galardones, etcétera, los cuales bajo mi punto de vista muy merecidos, pues son un gran reconocimiento a todos aquellos hombres y mujeres que han hecho grande a esta organización.
Este siglo lo diferencio en dos apartados:
El primero correspondería a la etapa de nuestro fundador, Manuel Llaneza, al cual lógicamente conozco y sé de sus logros por la historia y lo que me han contado de nuestros mayores y familiares.
El segundo, ya de vivencia personal desde la década de los setenta, con grandes decepciones y lógicamente alguna que otra alegría. En este largo período de tiempo hemos asistido a momentos duros y muy difíciles, superados gracias al esfuerzo de muchos compañeros que ante todo han sido leales a la Organización, puesto que la historia no es cómo se escribe, sino quién la escribe.
Últimamente he contemplado la cantidad de gente joven que se ha volcado en las movilizaciones, como consecuencia de los vaivenes del sector y en el proceso de las elecciones sindicales en Hunosa, con unos resultados espectaculares en todos los centros de trabajo.
Finalizaré con una pequeña recomendación puesto que este mes celebramos el congreso regional. El SOMA necesita, porque los tiempos lo exigen, involucrar a estos jóvenes en puestos de responsabilidad en su ejecutiva (no jubilados y prejubilados) cuestión que me parece muy sencilla. «Aplicar los principios que pregonábamos en los noventa», renovar e implicar a más gente joven, aplicar incompatibilidades, etcétera, salvo que hubiera otros intereses no confesables.
Este sería el colofón en el centenario de nuestra organización, que política y sindicalmente es reconocida no sólo en las Cuencas, puesto que traspasa la frontera de Asturias por su buen hacer y logros conseguidos, con aciertos y errores, pero que goza de un amplio respaldo de estos jóvenes que son los que al final tomarán el testigo de la continuidad, igual que en su día otros con sus mismos años lo hicimos con esa ilusión y esfuerzo que no se puede ni debe perder.
Ricardo López Estébanez
La Foz (Morcín)
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