El timo del AVE asturiano
Desde hace años estamos leyendo en este prestigioso diario artículos y opiniones que contienen la palabra AVE. Unos la aplican con ignorancia supina (desconociendo a qué equivale en términos ferroviarios tal acepción) y otros (los más) con segundas intenciones. Si me lo permiten, quisiera dar una información de lo que significa y lo que nos están vendiendo políticos, periodistas y entendidos al uso desde mi experiencia ferroviaria, vivida desde el año 1980 en la empresa Renfe.
AVE significa (en términos ferroviarios españoles, como todo el mundo sabe) alta velocidad, pero –y ahora viene lo bueno– ¿qué se considera alta velocidad? La respuesta es sencilla y comprobable por uno mismo: sólo hay que viajar en uno de los trenes que diariamente cubren la ruta Madrid-Barcelona o Madrid-Valencia (y en un futuro próximo la línea que se dirige a Galicia) y observar, cómodamente sentado en nuestra butaca, el panel digital que lleva cada coche donde indica la velocidad instantánea. Comprobará el viajero que en algunos tramos la velocidad puede llegar a los 350 Km/h. Eso es alta velocidad, es decir, líneas en las que la velocidad media sobrepasa los 250 Km/h, que son exclusivas para trenes de viajeros que, además, son de ancho internacional (UIC) y cuyo diseño en planta (como ocurre con la infraestructura de las líneas citadas) está previsto para alcanzar ¡los 450 km/h! Espero haber aclarado, grosso modo, lo que significa AVE en casi toda España, menos en el país de los parias, donde nació la Reconquista.
Después de la primera aclaración viene la segunda, que no por ser triste es menos importante: ¿Qué nos están construyendo en Asturias, en la famosa Variante y vendiendo como tren AVE los políticos y ciertos periodistas? Lo voy a resumir, para evitar cansancio:
1.º) Una línea con los dos anchos: internacional (UIC) y Renfe.
2.º) Una línea cuya velocidad máxima será de 250km/h (los trenes de ancho variable no pueden superar esta velocidad por diseño) y además solamente hasta Pola de Lena.
3.º) Una línea de tráfico mixto (primera en el mundo) en la que trenes AVE (según la denominación que hacen los políticos asturianos de los trenes Alvia) compartirán con trenes de mercancías –de un peso por eje de aproximadamente 23 toneladas– infraestructura, con lo que ello supone de deterioro en la misma, igual que ocurre ahora con la antigua línea, diseñada en el siglo XIX.
4.º) El trayecto entre Pola de Lena y Gijón se realizará a una velocidad máxima de 120-140 km/h, incluso habrá trayectos ¡de 70 km/h! ya que, incomprensiblemente y como todo el mundo conoce, la línea nueva que se está construyendo acaba en Pola de Lena.
¿Alguien se puede imaginar que a catalanes, valencianos, manchegos o maños algún encantador de serpientes (léase político de medio pelo) les pudiese vender el artefacto que nos han colocado a los asturianos como AVE? O, mejor aún, que en vez de llegar a todas sus capitales provinciales y regionales, la línea de AVE se acabara en Reus o la de los valencianos en Requena? Como podrán ver, todos los españoles somos iguales, no sólo ante la ley y los impuestos, sino, además, en la construcción de las infraestructuras. Mientras hay autonomías que van a tener (o tienen) trenes para el siglo XXII, (porque sus políticos se lo han trabajado), nosotros (como no podía ser de otra manera) los tendremos del siglo XX. Como anécdota, quisiera recordar que en Japón la velocidad de 250 km/h en un tren comercial ya se utilizaba en ¡1967!
Pedro José Cárdenas Magdalena
Jefe de tren-maquinista
Oviedo
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