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Otra vez la dichosa Constitución

26 de Diciembre del 2010 - Alberto Sorribas Menéndez (Oviedo)

Los llamados «padres de la patria» redactaron en el año 1978 la llamada Constitución. De entonces a aquí pasaron muchos años. La Constitución actual ya no sirve, no es la que pensaron aquéllos que la redactaron. Luego vinieron los que la interpretaron a su forma, pues cada uno la hace de la manera más conveniente –para ellos, claro, más conveniente para sus intereses, que no para los españoles–. ¿Qué les importan a éstos los españoles? Únicamente a la hora de pedirles el voto, y luego a la hora de la verdad, de lo prometido nada; y, claro, cuando de una ley se hace la interpretación que a cada uno le viene en gana, pues ni es ley ni es nada. Claramente se está contemplando en el Código Penal, donde, según el juez, la pena puede variar en casos latentes de delitos graves.

Revisando detenidamente la llamada Carta Magna, indudablemente no se cumple la mayor parte de sus artículos que contiene y, o se cambia de una vez, o es lo que se llama vulgarmente «un papel mojado», merced, como digo, a las interpretaciones que se pueden dar, según el partido político que esté en el poder. ¿Que los gobernantes de turno necesitan apoyos?, ahí están esos partidos de los llamados «residuales», porque son unos cuantos; pero con ellos pueden sacar leyes adelante, para mantenerse en el poder. Apañados estamos.

Vienen los catalanes y dicen que no son españoles, lo dijo el actual entrenador del Barcelona cuando se refiere a su partido de fútbol en Pamplona y dice: «Somos un país de ahí arriba, del Norte, y no pintamos nada en la Federación Española». Con esto queda dicho todo.

Los vascos se sienten ofendidos por llevarles la Copa del Mundo a las provincias vascongadas, pues sólo son españoles cuando les conviene y se les da dinero, que es de lo que se trata; de esquilmar, al llamado por ellos, «país vecino».

¿Y no hay quién ponga coto a todos estos desmanes?

En otros tiempos, esto sería un delito, pero por lo que se ve, aquí vale todo merced a una nación debilitada por nuestros «poderosos de turno».

Esto, por no hablar del idioma. A quién se le ocurrió hablar en la Constitución del castellano, y no del español?

Aquello de la igualdad ante la ley; de la vivienda digna; del derecho al trabajo, sobre todo esto; de las pensiones dignas. ¿Cuál?, serán las de ellos, de los que están en esto de la política, que, con poco tiempo, sí cobran una pensión diga vitalicia.

Hoy en día, sólo hay dos «castas», que no castos, los que viven en esta España: La clase capitalista, que siempre vivió bien, y la clase política, que gracias a este invento constitucional y autonómico, está haciendo de esta España un solar, para solazarse ellos... los mismos de siempre, mientras la llamada clase media, que fue el pilar más importante de cualquier país civilizado, algunos, muchos arruinándose hasta límites insospechados, merced a todos éstos que no piensan que son los que proporcionan la mano de obra, pero éstos del poder, solucionan algo a base de «enchufar» a gente, que en la mayor parte de los casos no es productiva y viven gracias a nuestros impuestos, que, claro, cada vez tienen que ser más altos.

¡Ah!, y en cuanto a los controladores aéreos, que están militarizados, yo no fui ningún controlador y fui militarizado allá por los años cincuenta o sesenta, porque pertenecía a una empresa privada que ofrecía un servicio público, indispensable en cualquier país civilizado. Nos enviaron a hacernos unas fotos a Duarte, me parece, que era el estudio fotográfico en la calle Marqués de Pidal, y nos facilitaron una especie de folleto en el que se nos explicaba que no teníamos derecho de huelga, por lo que muchos de aquéllos de la izquierda, de entonces, pusieron el grito en el cielo, eso sí, con sordina para que no llegaran sus lamentos a las altas esferas de aquellos tiempos. Alegaban que como estábamos en una dictadura, pues, claro, los dictadores podían hacer lo que les viniera en gana, merced al apoyo del Ejército.

Ahora, por lo que veo, también pueden hacer lo que quieran gracias a ese ejército de «nacionalistas», que les dan su apoyo cuando les hace falta. ¿Y es ésta la España democrática? ¿No decía el del «talante», que no talento, que todo se arreglaba sentados alrededor de una mesa? Qué cara más dura, él y todos los suyos, que ahora mismo no se saben cuántos son, pero, desde luego, bastantes menos que hace tres años. Y si tuviera un poco de vergüenza «torera», ya habría, hace tiempo, dejado los «trastos», hablando en términos taurinos a cualquiera que lo hiciera mejor y no aferrándose a la silla, como si de un pulpo se tratare, y dejarnos de una vez para siempre, a una mayoría de españoles, en este momento, en paz, que es lo que necesitamos; al menos eso, si ya empieza a no haber pan, al menos que haya paz.

Alberto Sorribas Menéndez

Oviedo

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