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Violeta, viviendo con amor

25 de Diciembre del 2023 - José Antonio Flórez Lozano

“El amor es ciego porque está por encima de la inteligencia” Pico Della Mirandola (s. XV)

Para todos nosotros, y especialmente para una persona mayor, el amor es la razón del vivir, ya que una vida sin amor, generalmente, está condenada al sufrimiento, dolor, angustia y enfermedad. El amor, además, es pasión que te quema el alma y te lanza al infinito. Restablece la armonía, la belleza, el proyecto de la existencia y de la vida. Sin duda, el amor es el fármaco esencial para escapar del estrés, la agonía y la tristeza. En este sentido, ya Sófocles (495-406 a. C.) manifestó: “Una sola palabra nos libera de todo el peso y el dolor de la vida y esa palabra es amor”. El amor casi no se puede definir, es maleable como el agua y flexible como el viento; el amor son los momentos vividos y experimentados. John Lennon cantó maravillosamente al amor: “Oh my love”. Además, como dice Dostoievski, “quien ama, no necesita ser feliz”. La vida tiene un camino y es que mientras se sigue vivo y aún se respira uno puede, si quiere, construir pedacitos de historia llenos de amor y de verdaderos paraísos. El amor está en el aire, en el susurro de un árbol, en la suave brisa, en la hierba, en el estruendo del mar. Y por supuesto en ese beso trascendental a mamá. “Love Story” fue una de las películas que nos hicieron sentir el amor; en la película hay una frase que hizo fortuna: “Amor significa no tener que decir nunca lo siento”. El amor está por encima de todo; tal vez lo único que perseguimos de verdad a lo largo de la vida.

EL AMOR TODO LO PUEDE

Sumario: La enseñanza de vida de una mujer de 91 años

Explorando senderos de Asturias, en pueblos totalmente abandonados, me encuentro con Violeta, una mujer de 91 años acariciando las manos de su marido enfermo, en el porche de su casa. Le saludo, un poco agotado después de tanta caminata. Me invita a sentarme y a tomar un café recién hecho; se lo agradezco y hablamos de ese cariño y ternura que muestra a su marido. Su actitud me emociona porque el amor escasea. Sus caricias hablan, y son capaces de expresar nuestros sentimientos mejor que las palabras. Contemplo su gesto imperturbable de enamorada, ante todo, ante la adversidad, ante la enfermedad, ante la pobreza… El tomar la mano produce alivio y es una forma de expresar apoyo, cercanía, compañía, intimidad. Todo ello crea en nuestro organismo endorfinas (hormonas de la felicidad) y/o oxitocina (hormonas del amor) que reducen considerablemente el dolor al asociarse con la aparición de la confianza mutua o la vinculación emocional. A su vez reducen la producción de cortisol, la hormona del estrés. Además, nada como la caricia le comunica al otro seguridad y confianza, protección y valoración, y como consecuencia autoestima. El ser humano no puede vivir sin la caricia y la ternura. Y el cariño que rezuma su actitud se traduce en un sentimiento de seguridad y calma que a menudo se asocia a parejas duraderas. Es tan puro el sentimiento que produce ese beso en la frente que me asombra y me agrada profundamente. Es ese amor invencible que todo lo puede: “Omnia vincit Amor”, decía Virgilio. Pero, en medio de tanta crisis, miedos, amenazas y escasez de los valores, el amor se evapora rápidamente y surge exponencialmente la tristeza, angustia, depresión, frustración, y las enfermedades neurodegenerativas. Pero el amor “alumbra” la cara y el espíritu; es la calefacción del corazón y es el medicamento ideal en la protección funcional del cerebro. Como dice David Hare, las sonrisas son el lenguaje del amor. Unas sonrisas generosas que me brinda Violeta a lo largo de nuestra conversación. Esta “isla encantada” del amor de Violeta habla de un amor puro, de un dar y recibir felicidad, de no violencia. Afirme Lacan, “amar es dar lo que no se tiene”. Así, Violeta y todos nosotros tratamos de llenar ese vacío existencial con el amor. Violeta asegura: “El amor me mantiene viva”. Para ella, el amor es el bien supremo; un camino que conduce a la felicidad y que es capaz de soslayar las trabas que disponga el sendero de la vida.

MORIR AL LADO DE SU AMOR

Asegura que el amor lo embellece todo, incluso la desgracia. Violeta quiere “morir al lado de su amor”, como dice el cantante Demis Roussos. Ciertamente, las personas que viven con amor, disfrutan de una mejor calidad de vida, viven con más vitalismo y energía psíquica, combaten eficazmente el estrés y la soledad y refuerzan el sistema inmune, protegen la salud del corazón y tienen mayor longevidad. Una vida con amor mantiene una concentración elevada de dopamina, la cual produce euforia, aumento de energía y una poderosa concentración mental, así como una motivación inquebrantable y una conducta orientada hacia un objetivo humano, como es el cuidado y sensibilidad que exhibe Violeta a su marido enfermo. Viviendo con amor, la vida es una fiesta si es que somos capaces de alegrarnos con las cosas cotidianas sencillas. Como dice Violeta, “poder vivir un día más es fascinante”. Y continúa hablando mientras mira sonriente a su marido; con el amor somos valorados y nos sentimos, alegres, relajados, seguros y aceptados. Sin amor los ojos están vacíos, habitados por una “ausencia” que los convierte en ceguera. Sin el amor la vida se ennegrece y la tristeza nos envuelve en una gigantesca tela de araña; una especie de “muerte social” de risas robadas y cancelaciones de humor, sustituidas por un páramo de soledad, silencio sepulcral y confinamiento. Reflexiona Violeta que el amor puede ser muy amargo, pero da frutos muy dulces. Asegura que, con el amor, se embellece el alma y saboreamos las mieles de la vida. Tal vez, nada dura para siempre, ni el dolor ni la alegría, pero sí el amor. Recuerda Violeta que de joven su marido le decía: “Si tú me quieres, tengo todo lo que necesito”. ¡Y vaya si lo tiene! Como dice ella, ser capaz de mantener un amor verdadero y duradero es una de las pruebas más grandes de bondad y fortaleza mental. El amor es la luz de la esperanza. Nos despedimos, ella se levanta con esa envidiable sonrisa celestial y yo le digo gracias por tu enseñanza, por haberte conocido. ¡Busquemos el amor! ¡Cultivemos el amor!

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