Síndrome

11 de Noviembre del 2023 - Clara Soto Jiménez (Gijón)

Una vez escuché a no sé quién que si se ahonda en el subconsciente de una mujer que tiene muchos hijos es porque busca en ellos el amor y cariño que no le da su esposo y suple la soledad con la atención hacia ellos. Se da a luz, como me llegaron a decir soezmente, como una coneja o si el motivo es querer imitar a una hermana para ser familia numerosa o quedar embarazada para no ir a trabajar y decirte que ese hijo no es de él (una llega a pensar que es hasta hermafrodita). En realidad, todo esto enmascara el síndrome de la mujer maltratada o estrés postraumático por un maltratador narcisista, sin empatía y sinsustancia que incluso se ríe cuando estás escribiendo una carta de despedida en un intento autolítico, o te manda hacer la cena después de tomarte 24 pastillas de Lorazepam. La mujer se vuelve así sumisa, con nula autoestima y llena de ataques de pánico aprovechables para el maltratador y que te llega a llamar hasta esquizofrénica (incluso lo puede decir una abogada en pleno juicio sin tener ese diagnóstico). Dicho síndrome, cuya etimología viene de la unión de dos palabras griegas, "unión" y "carrera", ya Galeno en el siglo II d. C. lo reconoció como "tumulto". Es complicado de asimilar (a mí un policía muy serio me dijo en su día que lo tenía y creí que me estaba haciendo un chiste al estilo de Eugenio, el humorista). El tema es que no es el único síndrome. Está el síndrome del Impostor, en el que te crees que nadie te quiere, nadie te considera, un "yo no puedo" o que, si recibes gratitud, no te lo mereces; el síndrome de Münchausen, en el que la persona se autosabotea y se crea enfermedades en su cabeza para llamar la atención del otro; el síndrome Edípico (Edipo y Electra), que, a pesar de que venga de la mitología, sigue de rabiosa actualidad. Se desarrolla en la etapa infantil y produce comportamiento hostil hacia el padre (Edipo) o madre (Electra), y más si el padre, por ejemplo, para malmeter, les dice a sus hijos pequeños que su madre es una golfa y que no les quiere; el síndrome de Estocolmo, en el que el rehén se hace supercompi de su raptor; el síndrome de Diógenes, donde la persona, en su entropía, llega a acumular los objetos más variopintos, amontonando toneladas y toneladas de mierda literal que ni con grúas El Roxu dejan despejado el camino al chatín que se encuentra feliz entre sus tesoros saturninos; el síndrome obsesivo compulsivo (TOC), que de todos parece el más divertido, ver cómo uno se lava las manos 30 veces, se ducha como 50, revisa el gas otras 20, mueve la cucharita de café 10 para izquierda y 10 para la derecha y se pregunta constantemente: "¿Dónde están mis llaves?" (sin el matarile detrás), pero agotador síndrome como el que más. Estos son los más "heavies", ninguno agradable. Y ahora, como en el 1, 2, 3 y por 25 pesetas con cara de Franco, ¿sabe usted alguno más?

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