Astur Gold, «la mina benefactora de Tapia»
Lo que leo en LA NUEVA ESPAÑA del domingo 19 de diciembre, sobre las intenciones de la empresa Astur Gold en Tapia de Casariego, no me lo puedo creer. Estos señores creen que el ciudadano es tonto. Ahora intentan vendernos que a través de la creación de una especie de fundación, colectivo o asociación en la que estén representados los diversos colectivos ciudadanos, creamos en la democratización de las ganancias de la mina y hacernos pensar que además de puestos de trabajo se convierten en benefactores democráticos que impulsarán a través de las iniciativas populares el desarrollo cultural, ganadero, juvenil, etcétera, del pueblo de Tapia.
Qué bonito, pero qué bonito... Casi alcanzo el nirvana y el orgasmo democrático-asociativo-cultural solamente con pensarlo. Pero, cuidado, señores: ellos tampoco son tontos, no los menospreciemos. Contraatacan en un momento en el que estamos sumidos en una depresión colectiva por la incertidumbre que nos tiene a todos inseguros y débiles y a los políticos que toman las decisiones, presionados por la crisis y el mandato del ciudadano para que solucionen los problemas económicos y de paro que sufrimos. Alguno sucumbirá y querrá apuntarse el tanto y decir que lo hace por el pueblo y para el pueblo. A otros les parecerá precioso lo de la asociación, fundación o como la quieran llamar, porque podrán desarrollar las ideas y delirios democrático-culturales-asociativos que siempre soñaron y, de paso, ser presidente de o vocal de cualquier cosa con tal de figurar. Observen cómo llamarían al órgano de representación: consejo de dirección. Jo... Alguno se meará sólo con pensar pertenecer a tan ilustre órgano. Ojo, señores, que tiene peligro la propuesta, porque se dan tres premisas: ánimo deprimido con pocas expectativas de mejora a corto plazo, crisis real y, desgraciadamente, mucho tonto y oportunista que colaboraría creyéndose un heredero del benefactor marqués de Casariego.
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