De diablos o de locos
Estos días contemplo y escucho noticias que me empujan a la infancia vivida en mi Guillén Lafuerza, barrio tan cercano a la Cadellada, en Oviedo, a los niños en un barrio con tan pocos recursos, pero con muchas habilidades para defendernos. Así, por ejemplo, cuando alguno se destacaba por alguna originalidad humillante, decíamos que estaba “pirado”. Y otras, como a un vecino que ataba a algún niño cuando robaba sus manzanas, era tenido y temido como al mismísimo diablo; que estaba endemoniado, decíamos (aún no alcanzábamos a pensar que el demonio algo tendría de bueno ya que había sido creado por Dios).No se puede, pienso ahora, condenar ni al diablo. Éramos niños y se entiende que sin otra salida y con aquellos sencillos esquemas evitábamos muchos problemas. Eran nuestras humildes o malévolas contradicciones.
Pero parece ser que la cosa era aún más seria. Siendo mayor, como muchos otros, leí los Evangelios .Y con gran sorpresa. Para los escribas y fariseos Cristo estaba endemoniado. Para su familia, un enfermo, no estaba en sus cabales. Y todo esto tratándose de Jesús, que nunca condenó a persona alguna y sostuvo que para él no hay nadie absolutamente bueno ni absolutamente malo.
Pienso que mis compañeros ya son demasiado listos para seguir pensando de aquella manera. Y que ni estarán de acuerdo con las exigencias absolutistas de nadie. Sin duda alguna. Prefiero pensar que todo esto es cuestión del pasado. Por lo que quisiera mirar para otro lado, quedar con esta esperanza aunque sea pequeña. No puede ser que terminemos pensando como pensábamos. No, estad seguro. Por lo que tampoco creo que ciertos políticos vayan a encontrar a su gusto el psiquiatra que a otros aconsejan. Sin duda alguna algunos políticos no parecen tener el impulso imaginativo para llevarnos más allá de su discreta superficialidad. Como aquellos niños de Guillén Lafuerza.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo