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... Ellos serán saciados

7 de Diciembre del 2023 - Marino Iglesias Pidal (Gijón)

No puedo titular con toda la bienaventuranza; ahora sí, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.

Vine a escribir porque tenía ganas de hacerlo sobre la serie que apuré ayer, para no irme a la cama con la incertidumbre, muy poca, del final, pero, ya ven por dónde empiezo. Y la cosa es que no puedo ponerme, con esa mi primera intención, sin añadir algo más al temita con que, inesperadamente, empecé.

Dice la palabra de Dios, “serán saciados”. “Serán”. Entiendo yo, y no considero que haya otra forma de entenderlo, que, el “serán” hace referencia al después de la vida terrena.

Claro, las certidumbres solo se pueden conjugar en tiempo pasado. Será por eso que son tan escasas. Las especulaciones, más claro, todas las que se te puedan ocurrir, por eso son infinitas y han de expresarse en futuro. Y aquí, en este punto, siempre me asalta la misma idea que, imagino, asaltará a muchos más, ¿por qué siendo Dios tan bueno, a algunos nos martiriza, entre otras cosas, con tanta sed?

Coño, una pregunta para la que suponía no tener respuesta y, de pronto, zas, ahí está: O comulgas con ruedas de molino, o jodido que estás y sin esperanza vivirás ¡y morirás!

Jo, tío, con Dios en el cielo y Sánchez en la Tierra... Bufff... Como pa mear y no echar gota. En fin.

A ver si logro decir algo de lo que quería decir, que ya casi se me ha ido, lo de la serie que rematé ayer.

Hace tiempo que me puse con ella y creo recordar que ni el primer capítulo pude aguantar, ¡pero! Ya se sabe, cuando no hay pan buenas son tortas. De manera que me armé de valor, de paciencia, y me enfrenté a la penitencia.

Lo que tuve que aguantar, pero mira tú, el final contravino un tanto la bienaventuranza y la protagonista logró calmar su sed de justicia en la Tierra e irse no cabalgando hacia la puesta de sol, sino en un cuatro por cuatro, no sé en qué dirección, cargado con sus enseres personales y, ¡sobre todo!, ¡lo importante!, lo que a mí, increíble, me compensó de las calenteras que sufrí durante todos los capítulos, ¡sola!, dejando atrás todas aquellas insufribles llagas que eran los seres humanos con los que convivía.

Posiblemente, inconscientemente, me dejara pensando: Coño, menos mal que yo solo convivo con uno, una, y, aunque fuñe lo suyo, no es ninguna llaga, todo lo contrario. Así que...

Me metí en la cama pensando: De los humanos en general sí te gustaría alejarte, aunque fuera a pie, pero con la que convives ojalá que siguieras conviviendo en el después y saciar juntos vuestra sed de justicia.

Lástima que el creértelo no esté en tu mano.

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