"Operación Ogro", ¿cambió la Historia de España?
El 20 de diciembre se cumplen 50 años de la muerte de Luis Carrero Blanco a manos de ETA, en uno de los atentados más espectaculares que ha dado munición a teorías de todo tipo (incluidas las llamadas "conspiranoicas"), pero que, medio siglo después, siguen existiendo más preguntas que respuestas. Lo que sí parece evidente es que la historia de España no habría sido la misma con Carrero Blanco pilotando la España posfranquista y la Transición, sin ninguna duda habría sido al menos más complicada y probablemente más dilatada en el tiempo. Y hasta la misma Constitución no habría sido la misma.
Se han hecho varias aproximaciones en el terreno de la ficción sobre este hecho ("Comando Txikia", "Balada triste de trompeta", "Operación Ogro" "El asesinato de Carrero"...). Pero en estos días se proyecta en Movistar la miniserie documental "Matar al Presidente", dirigida por Eulogio Romero, quien, con documentación desclasificada, con testigos conocedores de algunos hechos, periodistas de investigación (25 años dedicados a este tema), exetarras, ha conseguido un documental riguroso y creíble de aquella época. Tanto periodistas como estudiosos sostienen que ETA fue la mano ejecutora del atentado que beneficiaba a muchos, internamente al propio entorno de Franco y externamente a todos los implicados en la "guerra fría".
El magnicidio se produjo a pocos metros de distancia de la Embajada de los EE UU, y de la tapadera de espías soviéticos "Mar Negro". Los etarras alquilaron un subsuelo de un edificio próximo y estuvieron excavando un túnel en la calle Claudio Coello durante semanas, delante de las narices de todo quisque. La tarde noche anterior al atentado extendieron un largo cable por la fachada del edificio ante la mirada impasible de viandantes, porteros, serenos, de los edificios y de la calle Claudio Coello.
Espías españoles encargados de vigilar las actividades de "Mar Negro" sospecharon de un individuo apostado en el edificio donde sus compañeros cavaban el túnel, lo fotografiaron y enviaron la foto a la Dirección General de la Seguridad, era el etarra Argala (máximo responsable del atentado), pero nadie hizo nada. Los terroristas trabajaron esos días en los que Madrid estaba tomada por la Policía ante la visita de Kissinger. Visita que tenía por objetivo convencer a Carrero Blanco de renovar el acuerdo de las bases militares, suspender el "proyecto Islero" (bomba atómica) y acelerar la transición para "evitar que los izquierdistas se apoderen de la misma". Nixon: "Un izquierdista en España, ni en broma, ¡jamás!". Dos meses antes, durante la guerra del Yom Kippur, Carrero Blanco había negado el paso de los aviones de EE UU.
Tras el magnicidio se nombra a Arias Navarro (máximo responsable de la seguridad del Estado y de Carrero Blanco) presidente de Gobierno. Se renueva el acuerdo con los EE UU, se suspende definitivamente el proyecto de la bomba atómica. Y da órdenes de que no se ponga en marcha la "operación Jaula" (el cierre de carreteras y fronteras) para localizar a los terroristas.
Se nombra a Fernando Herrero Tejedor fiscal del caso y como juez instructor al magistrado Eduardo de la Torre. Jamás hubo juicio y se trasladó la investigación a la jurisdicción militar, donde murió. Meses más tarde, Herrero Tejedor declararía: "No solo ETA es la responsable", luego morirá en un extraño accidente de tráfico. El juez instructor De la Torre: "La CIA sabía que se iba a matar a Carrero Blanco", se le apartó del sumario. Jamás hubo juicio ni civil ni militar. Argala, máximo responsable del atentado, volaría por los aires en 1978.
El diario personal de Carrero Blanco desapareció de su caja fuerte al día siguiente del atentado. La mayor parte del sumario (especialmente las partes más comprometidas y secretas) desapareció del Tribunal Supremo.
En 2020 (48 años después del magnicidio no investigado) aparece un informe del Ejército en el que, entre otras cosas, se señala: "El atentado fue obra de la CIA, por orden de Henry Kissinger". No obstante, la ley de Secretos Oficiales continúa vigente, sin proceder a su modificación. Los periodistas de investigación han conseguido "burlar" la falta de colaboración del Estado y armar un relato que deja más preguntas que respuestas oficiales.
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