El tiempo
Hoy leí en un diario que un profesor universitario decía que no podemos comprar el tiempo. Si no lo puedes comprar, tampoco lo puedes vender, porque no es tuyo, el tiempo anda a su aire, ni se compra ni se vende, como el cariño verdadero.
Tú vas un día al supermercado y te encuentras con un amigo que te pregunta qué vas a comprar, y, si le dices que vienes a comprar tiempo, te dice que no se vende, te mira con cara rara y piensa que no estás bien de la cabeza.
También es posible que, cuando vas por Arnao a mirar el mar, te pregunte otro amigo qué haces y tú le respondas: "Nada, aquí estoy, matando el tiempo". Y, claro, si el tiempo fuera un ser vivo, lo podrías matar, pero el tiempo es un concepto, y me pregunto: "¿Tú puedes matar un concepto?".
El tiempo también es vengativo, porque todo el mundo dice: "El tiempo no perdona". Lo mismo da que te arrepientas y hagas acto de contrición, el perdón no lo consigues.
El tiempo va siempre hacia delante, nunca hacia atrás. Si fuera hacia atrás, volverías a ser joven y con la experiencia que tienes cambiarías muchas cosas. Yo, si volviera a ser niño, compraría unos botes de Cola Cao para no tener que tomar la leche con cascarilla. Seguro que tenéis muchas cosas que cambiaríais.
El tiempo también puede ser bueno o malo, según quien lo mire. Si está lloviendo, hay quien dice: "Qué tiempo más malo", pero a quien le gusta la lluvia dice él: "Pos nun ch'hay queixa, este tempo nun é tan malo". O sea, que el tiempo para unos es malo y para otros es bueno. No hay quien nos entienda.
El tiempo, a veces, vale mucho. Cuando te dicen: "El tiempo es oro, no lo desaproveches", le dan mucho valor.
Otras veces el tiempo no vale nada y te dicen: "A veces hay que perder el tiempo, tienes tiempo de sobra". Total, si el tiempo no vale nada, qué más dará que lo pierdas. Y, si lo pierdes, ¿dónde lo buscas? ¿Cómo es el tiempo? ¿De qué color?
Cuando encuentras a un amigo con depresión y te dice que se le pone todo cuesta arriba, es tiempo perdido preguntarle qué le pasa. No hay quien nos entienda.
Hay una canción que dice: "Pero el tiempo que te quede libre dedícamelo a mí" y, pasados unos años, la misma persona te dice: "Ya no estamos juntos, nos estamos dando un tiempo para reflexionar". El tiempo se da, no se compra. ¿Lo entendéis?
Cuando era joven sonaba en la radio una canción que decía: "Qué tiempo tan feliz, que nunca olvidaré", etcétera. O sea, el tiempo era feliz, o lo era yo y no me daba cuenta. Estoy confundido.
A veces te dan tiempo libre cuando trabajas, o sea, que el tiempo está atado y lo desatan. Otras veces el tiempo se acaba y te mueres, pero te mueres tú o se muere el tiempo.
Y, ahora, todos los que leísteis estas tonterías, ganasteis o perdisteis el tiempo. No me respondáis aún, siempre estáis a tiempo.
Tenéis todo el tiempo del mundo.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

