La excelente conducta de las navieras
Sumario: El magnífico ejemplo del sector naval para otras áreas de nuestra industria
Destacado: El apresurado y radical corte asturiano a la tradicional extracción de carbón y a la investigación de petróleo es una grave imprudencia con serias desventajas económicas para nosotros
Dicen los religiosos -curas y frailes- que están crucialmente implicados en el uso y resultados de la oratoria que "fray Ejemplo es el mejor predicador". Atinan muy bien con este criterio, y ofrecen un paradigma que debiera dominar en otras actividades públicas que viven bastante descuidadas en toda España, y que tristemente retrasan a nuestra muy querida tierra. Me refiero, claro está, como los lectores ya habrán vislumbrado al conocer el epígrafe, al magnífico ejemplo que las empresas navieras ofrecen, y muy brillantemente las asturianas Armón y Gondán, con la eficiente y puntual entrega de los barcos que construyen, compitiendo y batiendo incluso a prestigiosas homólogas internacionales, como acertada y reiteradamente ha proclamado LA NUEVA ESPAÑA. Los navíos se construyen rápidamente y se entregan con la más exquisita puntualidad para no ser objeto de gravosos recargos, con absoluta independencia a la dificultad añadida de sus especialidades complejas; es decir, sean barcos de pesca, petroleros, guardacostas o asistentes de aerogeneradores marinos dotados con drones para atender el mantenimiento de las torres eólicas. Me pregunto por qué no se siguen estos magníficos ejemplos en otras áreas de nuestra industria, superando así el oneroso descuido burocrático y laboral, del que con sobrada razón se lamentan FADE y algunas Cámaras de Comercio regionales, respecto a la abúlica actitud de gestión de ciertos órganos oficiales. También está claro que la normativa de la construcción naval es mucho más exigente y rigurosa que en otras empresas. Queda entonces perfectamente clara la forma objetiva de proceder: "Copiando la diligencia náutica". Las organizaciones de control privado lo han sugerido repetidamente a la Administración pública, tanto a nivel regional como nacional, y se debe seguir insistiendo en ello, por las repercusiones positivas que aportarían.
Hay otro plano diferente, pero no menos relevante, que sería oportuno reseñar, y es el progresivo descuido astur en la renovación de las empresas de generación de energía. Como vicepresidente de la Comisión de Industria y Energía, que llevaba añadidas también Comercio y Turismo, en la tercera legislatura del Senado del Reino de España, me ha sorprendido muy negativamente la posterior separación socialista de Industria y Energía en carteras distintas. ¿Puede concebirse alguna industria que no vaya condicionada por la disponibilidad y costes competitivos energéticos? Más aun, el cierre de las nucleares, de las que habíamos llegado a disponer de diecisiete reactores ya amortizados, y una tecnología puntera de la Junta de Energía Nuclear, similar a la extraordinaria francesa, fue una disparatada decisión aconsejada por interesados "pseudoecologistas", ya incluso hoy superada a nivel europeo al aceptar a las nucleares como empresas "verdes" no contaminantes. El apresurado y radical corte asturiano a la tradicional extracción de carbón y a la investigación de petróleo es otra grave imprudencia propiciada desde Madrid, y tal vez suscitada desde competencias del extranjero, con serias desventajas económicas para nosotros, pues resulta meridianamente claro que durante decenios, otros muchos países seguirán inevitablemente dependiendo de los combustibles fósiles, y es además también conocido que el cacareado incremento de la temperatura media universal por incremento del CO2 emitido a la atmósfera es atribuible a solo cinco países del mundo: USA, URSS, Irán, Arabia Saudí y Kuwait, que producen ellos solitos más del 90% del CO2 que tributamos los demás. Así se explica entre otras cosas que el barril de petróleo casi duplicara su precio en seis meses, y que el US-dólar pasase de no llegar a superar la cotización del euro a superarla en similar periodo. La cartera ministerial de Transformación Energética tiene mucho que explicar a los españoles, y el Gobierno autonómico de Asturias nunca conseguirá convencernos de que el turismo debe ser nuestro primer recurso, por mucho que desestime la energía. Sería un craso error.
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