RTVE no es imparcial ni por asomo
Se suele comentar con frecuencia que los medios públicos de comunicación reman hacia el lado que manda el Gobierno de turno y se viene a considerar como algo habitual o al menos transigible. Lo que está sucediendo ahora, con el Gobierno actual, es a todas luces intransigible, sobre todo en TVE. A los periodistas directores, presentadores, colaboradores, de los programas informativos solo les falta salir con el carné del partido, progresista por supuesto, en la boca o un pin de Sánchez en la solapa. Me cuesta creer que todos comulguen con las mismas ideas, con las mismas falsedades, con los mismos engaños. Pienso más bien que son dirigidos, que no tienen voz ni opinión propia y que se dejan llevar. Siento pena por esa pobre gente, por esas marionetas de la mentira, por esos colaboradores necesarios para tapar los fiascos y defender las obscenidades del peor Gobierno de nuestra reciente democracia.
La desastrosa y sesgada información que están dando sobre los pelets en Galicia es de juzgado de guardia, de escarnio pernicioso contra un Gobierno autonómico, no progresista claro, no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza, si es que no la han perdido. Los gallegos les responderán con contundencia en breve.
Cuando este Gobierno sea cesado por las urnas, espero que más temprano que tarde por el bien de España, sería recomendable llevar a cabo en RTVE, a favor de la imparcialidad de este gran medio de comunicación, una completa purga, no solo de directivos, también del resto de personal. El directivo puede estar comprado, bien pagado o, incluso, que sea progresista de tomo y lomo, por lo que hay que despedirle de inmediato, y al resto también, aunque no tenga esas prebendas. Si no se corre el peligro de que todo ese personal cambie de opinión, al igual que Sánchez, de un momento a otro, a favor del gobierno entrante.
Hay medios importantes de comunicación que también operan de la misma manera, otros lo hacen al contrario, pero tienen una particularidad, son privados y por tanto tienen libertad para actuar como lo hacen. Que tengan espectadores, oyentes o lectores, ya depende de la gente. Un medio público, reitero, ha de ser imparcial, y un periodista, en un medio público o privado, también debería de serlo, si no es un simple correveidile.
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