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Propaganda interesada sobre el aborto

27 de Febrero del 2009 - José González (Navia)

"El pasado día de Reyes (fiesta de los niños) queriendo justificar el aborto, en un artículo de LA NUEVA ESPAÑA, aparecieron unos comentarios afirmando que "las leyes son la expresión de la voluntad del pueblo" y "no de un credo religioso... Las leyes no son la expresión de la voluntad de Dios, las leyes son la expresión de la voluntad del pueblo, de los representantes de la voluntad del pueblo y eso es lo que tienen que meter en la cabeza algunos sectores que confunden las cosas...".

Sin querer entrar a analizar los requisitos que debe reunir toda ley, en un Estado de Derecho, siendo insuficiente la voluntad popular, y/o la de sus representantes, según la mayoría de los tratadistas de Derecho Político, paso a considerar lo que daba origen al comentario.

El fondo del artículo es la defensa de la ley del aborto y la ampliación que se pretende. No obstante se estima "que la interrupción del embarazo es un mal no deseado por ninguna mujer...". Si es un mal no deseado por mujer alguna, entonces, ¿cuál es el "pueblo cuya voluntad" se quiere respetar?

La propaganda interesada, realizada desde diferentes y estratégicas tribunas, consigue gran difusión y conduce al relajamiento de las costumbres, sobre todo, entre niños y adolescentes. Las consecuencias son el embarazo y aborto en número tan importantes de menores que ya es motivo de alarma social. Los responsables de que se lleguen a tomar estas "decisiones trágica" (como en el mismo artículo se denominan), son los que exacerbando pasiones con mensajes ("hay que darle gusto al cuerpo"), y por quienes carentes de toda moral ("coñazo de moralidad"), vienen haciendo soñar en "orgiásticos edenes" (los propulsores no alcanzan a comprender otros paraísos; su concepto de lo que es la felicidad no llega a mayores cotas que las alturas de sus cinturones y braguetas)... Y proponen fáciles sistemas: "Póntelo, pónselo" (que ya me contarán quien piensa en el freno cuando la pasión y el ambiente lo desbocan). O la otra, que me parece que se olvida del SIDA, además de tener efectos secundarios: "disfruta y vete a por la píldora del día después". Y ypara los numerosos "fracasos", la eufemística solución de "interrupción del embarazo", así llamado lo que es un brutal descuartizamiento, según nos mostraron con imágenes de algunas clínicas. Todas estas lacras que desde la Iglesia se vienen denunciando, ya fueron desde hace años censuradas por muchísimas personas ajenas al sacerdocio, pero con sentido común y claridad de mente (por brevedad, citaré dos): "Un teatro (aclaración innecesaria: no había televisión, ni internet) que aleje los ánimos del conocimiento de la verdad, fomentando doctrinas y preocupaciones erróneas, o que desvíe los corazones de la práctica de la virtud, excitando pasiones y sentimientos viciosos, lejos de merecer la protección, merecería el odio y censura de la pública autoridad" (Jovellanos).

"Lo peor del siglo XX es la aceptación del aborto... Me parece monstruoso, porque es matar a una persona viniente: Si ila matamos, no llegará a vivir, a ser plenamente una persona. Además no es el cuerpo de las madres, como ellas dicen, es el de otra persona que se está instalada en su vientre"... "La sociedad lo ha aceptado porque no entienden, porque no se les explica suficientemente bien lo que significa. La gente tienen mucha confusión. Y la confusión, muchas veces es interesada, hay quien quiere confundir" (Julián Marías).

La razón que se da es que se desea "no criminalizar" a quien opte por esta decisión. Como si todo embarazo no deseado no tuviera otras soluciones válidas, y sobre las que se viene trabajando en la actualidad. Pero éstas no parecen interesar, quizás porque no les sean "rentables", o poruqe "no gustan" las instituciones que desarrollan estas actividades. Concepción Arenal ("Odia el delito y compadece al delincuente"), no propuso la despenalización del delito. El robo, por ejemplo, no disminuirá porque se quite del Código Penal, sino porque haya menos ladrones. Las víctimas tienen sus derechos que se deben respetar y defender.

En el caso que nos ocupa, nuestro ordenamiento jurídico ampara a la víctima, artículo 29 del vigente Código Civil: "El concebido se tiene por nacido para todo los efectos que le sean favorables...". Y no creo que se pueda considerar favorable, el exterminio del ser más inocente en este proceso, máxime cuando tanto se defiende el valor de la vida, aún para los más empedernidos criminales".

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