Pero qué maniático eres
Esto que pongo de título me lo dijeron a mí más de una vez.
No sé si a vosotros os pasa, pero a mí sí, yo tengo algunas manías. Si voy a un lugar por una carretera, me gusta volver por otra distinta.
Una manía muy extendida consiste en comprobar si está cerrada la puerta de casa varias veces, y llega a convertirse en una obsesión.
Otra manía muy corriente consiste en ordenar todo lo que encuentras. Es una manía de la simetría. Si un cuadro está torcido lo intentas enderezar. Si un cubierto está mal puesto, pués igual. Hay personas que, cuando se acuestan, la cortina del baño tiene que estar cerrada de una determinada manera y la puerta del armario igual.
Lo contrario de la manía es ser un "zaballo" o "zarapalleiro" y dejar todo a medias, incluso las "faragullas" en el salón. Las "faragullas" cuando era niño las comían los gatos. Hoy no tengo gato y tampoco las comen.
Cuando yo era pequeño tenía algunas (bastantes) manías. A mí me gusta más llamarlas "zunas". La palabra "zuna" viene del árabe y significa resabio, aunque hoy está en desuso. Bueno, pues una "zuna" que tenía era el mochicar los ojos a menudo. Me llevaron mis padres a Santa Lucía, patrona de los ojos, en lugar de ir al oculista.
Otra "zuna" que tenía era la "carraspeira". Era como si tuviera "famalgueira "y no paraba durante el día de carraspear.
Antes, algunas "zunas" se quitaban con una zapatilla del treinta y ocho, hoy se pide vez al psicólogo. Igual antes estábamos equivocados.
Cuando la manía es exagerada llega a consumirte y acabas con una obsesión.
Hace muchos años, cuando los équidos se utilizaban para el trabajo de las tierras, no podían tener manías, también llamadas vicios. Me acuerdo que cuando se compraba un macho (tengo que contaros que un macho es el producto de un caballo y una burra, si salía hembra le llamábamos bestia. Se llaman los dos burdéganos. Sin embargo, el cruce entre un asno y una yegua da como resultado los mulos y las mulas), pues cuando se compraba un macho, si tenía manías era motivo de devolución. Las manías podían ser que mordiera o que te soltara una coz y el trato quedaba anulado.
Cuando la manía no es muy fuerte, se convierte en una costumbre. Todos tenemos muchas costumbres, que cuando se acentúan se convierten en manías. Hay quien sale de casa con el pie izquierdo y otro con el derecho. El problema es cuando sales con los dos juntos por delante.
Las manías cuando se acumulan llegan a agotarte y acabas trastornado.
Yo espero que no me ocurra como el macho con manías y no sea devuelto, aunque después de tanto tiempo el trato está ya prescrito.
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