Historia de una escoba
Tengo el recuerdo del cepillo de barrer en mi cabeza como alma que se lleva el diablo. Un tormento ineludible y diario que se convirtió en una manía obsesivo-compulsiva que mi mujer usaba para reorganizar su desorden logístico. Era indiferente estar en cualquier parte de la casa, la escoba aparecía en una esquina del marco de la puerta, por encima de mis zapatillas, por debajo de la mesa, rodeándome por la silla del despacho... Mirase por donde mirase aquel cepillo de color azul horrible me escrutaba aunque le pusiera mala cara o le guiñase un ojo. Ya sé que no se puede odiar a una escoba, pero les aseguro que la odio a muerte. Tampoco olvidaré el ritmo acompasado de los golpecitos que produce al chocar contra el zócalo de la pared. Una escoba es un artículo de limpieza al servicio del hogar, por lo tanto nunca faltará en cualquier desplazamiento entre ellos por lo que esta pesadilla sigue latente y seguirá.
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