La deshumanización del personal (algunos) sanitario tras el covid-19: ¿consecuencia u oportunidad?
Érase una vez un planeta que vivió una pandemia mundial, no era la primera, ni seguro que sería la última. Todos los responsables políticos, sanitarios, voluntarios e investigadores emplearon todas sus fuerzas para conseguir superar esta pandemia. ¡Chapó por todos! Afortunadamente, la pandemia fue controlada. Y aquí parece que el cuento se acaba, viviendo felices y comiendo perdices. Pero para nada, aquí comienza la peor parte de este cuento. Desde el inicio de esa pandemia hasta el día de hoy se ha producido una deshumanización por parte del personal sanitario. ¿Consecuencia? ¿Oportunidad? Y aquí continúa el cuento: durante los primeros meses de la pandemia solo valía enfermar de covid, el resto de las enfermedades pasaron a un segundo, tercer, cuarto... plano. Desde los medios de comunicación continuamente se nos informaba del número de fallecidos por covid. Los muertos por cáncer, gripe, infecciones, paros cardiacos, aneurismas... no estaban de moda. Los centros sanitarios se convirtieron en fortalezas donde el monstruo no debía entrar. Buena medida, por supuesto. Pero esta medida hizo que ocurrieran cosas incomprensibles. Cosas como que a una persona, intervenida por un colangiocarcinoma (palabra que me costó aprender y mucho más entender) en enero de 2020, tras muchos días en la UCI del Hospital Valle del Nalón y varias visitas al HUCA, se le diera el alta hospitalaria a primeros de marzo porque algo pasaba y era mejor que estuviera fuera de la fortaleza. En ese momento su familia aprendió a curar, lavar, mover a una enferma... Pero, eso sí, estaba protegida del monstruo. Cosas como que otra persona, en noviembre de 2020, ingresara en la fortaleza del HUCA para ser operada de la metástasis de hígado que le había producido su cáncer de mama. Tuvo que ingresar sola y nadie pudo estar con ella durante los días que estuvo ingresada. "Se os informará telefónicamente". Pero cuidado, los fines de semana, no. ¿Sería que el monstruo accedía por la línea telefónica los sábados y domingos? Afortunadamente, como procede de una familia dura como un peñón, sale de la fortaleza, eso sí, hay que recogerla a la puerta no vaya a ser que el monstruo entre, y entonces su familia vuelve a aplicar sus conocimientos sanitarios. Pero, eso sí, estuvo protegida del monstruo. Cosas como que otra persona con una enfermedad autoinmune no fuera derivada al especialista correspondiente porque la cazó el monstruo en marzo de 2021 y su enfermedad quedó difusa. Otra vez el monstruo. Cosas como que a otra persona le detectaron dos tumores y cuando, en uno de sus episodios de dolor agudo, durante el verano de 2023, acudió al Hospital de Cabueñes, se le dijo: "¿Qué quieres que te hagamos, ya sabes lo que tienes?". Pero, eso sí, estuvo protegido del monstruo. Cosas como que a otra persona, cuando al realizar un TAC, el 29 de agosto de 2023, se descubre un problema renal, el cual consigue averiguar yendo a atención al usuario y al gerente del Hospital Valle del Nalón, puesto que la especialista que había solicitado dicho TAC se negó a informarla del resultado de la prueba que afectara a otras especialidades. Porque aunque tú seas el mismo paciente, ella solo hablaba de su cuento. ¿Consecuencia u oportunidad? Y colorín colorado, este cuento, lamentablemente no ha terminado.
Posdata: Afortunadamente existen sanitarios/as de la fortaleza que, a pesar del monstruo, continúan realizando su labor con empatía y humanidad. A esas personas me aferro, confiando en que algún día sean las más numerosas.
Silvia Casiano González, paciente, hermana, hija y amiga de enfermos; defensora, a pesar de todo, de la sanidad pública.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

