Las circunstancias de un juez
En 5.º de Bachillerato correspondía en 1951 estudiar, además de otras más, la asignatura de Filosofía. En el Real Instituto de Jovellanos de Gijón nos impartía dicha signatura don Salvador Mañero. En plena dominación del nacionalcatolicismo, el benemérito don Salvador tenía que atenerse a los sistemas filosóficos que le permitían. Uno de los sistemas era el "Perspectivismo", que había desarrollado Ortega, considerado entonces una lumbrera. En esencia decía que una silla sigue siendo una silla desde cualquier punto que se la mire; o de otra forma: que esa es su esencia.
La otra doctrina que tenía permitido enseñarnos era, como no, el Tomismo.
Desde luego, si nos hubiera hablado de Schopenhauer hubiera sido desposeído de sus clases, y eso como mal menor.
Nuestro profesor ganó a los pocos años la Catedra de Filosofía de la Universidad de Granada.
La endeblez filosófica del perspectivismo hizo que se disolviera como un azucarillo en agua; sin embargo, ha restado de un axioma: yo soy yo y mi circunstancia.
Estudiando con ese axioma las circunstancias del juez García Castellón, para tratar de entender su empecinamiento en encontrar atisbos de terrorismo entre los responsables del llamado procés, encontramos las siguientes colaboraciones con el PP:
En el año 2000 era presidente del Gobierno Aznar. Del año 2004 al año 2011 fue presidente del Gobierno de España don José Luis Rodríguez Zapatero, pero el control que el PP ejercía, y ejerce, sobre el Consejo General del Poder Judicial les permitió nominar al juez García Castellón para el destino de París.
El destino de "juez de enlace" es un empleo que constituye un momio, puesto que los emolumentos son altos y le permite mantener su plaza en la Audiencia Nacional. Y el citado juez no es un olvidado, lo cual le honra, es un agradecido.
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