Amnistía
Con todo merecimiento pudo haber sido elegida por la Academia de la Lengua como palabra del año 2023, pero no fue así. Sospecho que los reales académicos tenían la absoluta certeza de que a la palabra en cuestión le quedaba en el año que corremos un largo camino por andar. A mí tampoco me cabe la menor duda de que así será, ya que en ningún momento, desde su aparición, la ley de amnistía ha dejado de sortear obstáculos en su tramitación. Lo grave del asunto es que tales obstáculos no son propiamente consideraciones legales orientadas a mejorar la elaboración del proyecto, sino más bien un reguero de piedras para tratar de bloquear la aplicación de la ley. La última barricada la ha puesto el propio Puigdemont, lo que vendría a demostrar que o bien la ley no se ha hecho para él (en contra de lo que se ha venido afirmando hasta la saciedad), o que la misma se ha quedado a medio camino hacia la concordia en Cataluña y con Cataluña. Me inclino a pensar que ambas conclusiones se ajustan a la realidad.
Las palabras, como las armas, las carga el diablo, por eso decimos de unas cuantas que están demonizadas. Nombres de países (Cuba, Venezuela, Rusia, Irán...), de personas (Arafat, Saddam, Otegi, Mandela...) o de tendencias políticas (comunismo, independentismo, anticapitalismo, ecologismo...) han estado o siguen estando demonizadas por el poder fáctico nacional o internacional que persigue todo aquello que no se aviene a sus intereses imperialistas. Por contra, palabras que deberían estar en primera plana (armamentismo, militarismo, golpismo, colonialismo, sionismo...) parecen haber sido amnistiadas desde el momento mismo de su nacimiento, dando lugar a crímenes horrendos, a catástrofes humanitarias monstruosas generalmente libres de castigo. Una sola palabra, convenientemente demonizada, les basta a los asesinos para cometer impunemente cualquier tipo de atrocidades. Diríamos que esos criminales han sido amnistiados aun antes de que cometieran sus crímenes. Al genocida israelí le ha bastado la palabra "terrorismo" para emprender su tarea de exterminio de la nación palestina mientras busca al terrorismo por todos los rincones (hospitales, escuelas, guarderías...), del mismo modo que al "trío de las Azores", con muchos miles de muertos a sus espaldas, le bastó la invención de las "armas de destrucción masiva" para cometer todo tipo de barbaridades y arrasar un país buscando lo que no había. Esperemos que la "amnistía del procés" se mantenga libre de demonización y pueda llegar a puerto para no tener que ver la violencia que toda demonización lleva aparejada. Atizar la hostilidad hacia Cataluña solo servirá para agrandar el desapego catalán del Reino de España.
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