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El café de Sebastián

30 de Diciembre del 2010 - Constantino Díaz Fernández (OVIEDO)

Según reza un viejo y conocido proverbio chino, "el sabio no dice lo que sabe y el necio no sabe lo que dice". Es una sentencia perfectamente aplicable al eventual ministro de turno de Industria, Miguel Sebastián, sofista de vocación, en sus absurdas declaraciones tratando de convencer a la ciudadanía de la poca repercusión económica que supone para el usuario el abusivo incremento del precio de la electricidad. Por si esto fuera poco, también sale al paso, con la intención de echar un capote, el, no se sabe para qué, vicepresidente tercero, a la sazón ministro de Política Territorial, Manual Chaves, manifestando que el incremento de la factura energética es una herencia del otrora Gobierno de José María Aznar. La estulticia y falta de escrúpulo de estos personajes parece no haber tocado techo. Estos chicos que nos gobiernan, con tal de quitarse de encima cualquier atisbo de culpa, son capaces de atribuir a la gestión de los gobiernos del PP los eclipses de Luna o la adversa meteorología que está generando tan importantes estragos en muchos lugares de España.

Las desenfrenadas subidas del precio de la electricidad, que ya nos anunciaron, no serán las últimas en 2011, no son más que la consecuencia de una nefasta política energética que ya se presagiaba que nos llevaría a estos resultados. El abandono de la energía nuclear y las generosas subvenciones a las denominadas energías limpias, con especial mención a la fotovoltaica, que ha creado una burbuja especulativa con los huertos solares, llenando los bolsillos de algunos en detrimento de los demás, están, sin duda, en la base del problema. La diferencia del precio de la electricidad en nuestro país, de más de un 70% con respecto o otros países europeos, que han apostado por la energía nuclear, no admite ninguna duda.

Cometer la torpeza de intentar relativizar la repercusión de la inminente subida del 9,8% en el precio de la electricidad, comparándola con el precio de un café, no es de recibo, hiere a la ética y a la estética. Los consumidores no sólo tendrán que afrontar este altísimo incremento, también tienen a la vista el del butano, gas natural, impuestos, etcétera, amén de todos los otros que, por repercusión de los anteriores, se produzcan. Y todo esto tendrán que afrontarlo con salarios más bajos, pensiones congeladas y, si Dios no lo remedia, con más paro. Hace ya mucho tiempo que multitud de ciudadanos, presionados por una situación económica paupérrima, se han visto obligados a dejar de tomar el café y, tal como van las cosas, se añadirán muchos más en el futuro. Claro que a los señores Sebastián y Chaves, estoy seguro, no les faltará.

Qué habremos hecho los ciudadanos españoles para merecernos esta pléyade de inútiles ilustrísimos y excelentísimos personajes que, por mor de la suerte, sin más méritos ni merecimientos para ello, bajo el paraguas de una organización política, han alcanzado elevadas cotas de poder en la Administración del Estado y CC AA, para las que nos están capacitados y cuya incompetencia estamos pagando, muy cara por cierto, todos los administrados. A pesar de todo, no perderemos la esperanza. Es lo único que nos queda.

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