El Carnaval

8 de Febrero del 2024 - Fernando Vijande Fernández (Castropol)

Hoy en el gimnasio en Ribadeo, en Dance estuve bailando un merengue apambichao y me recuerda que cuando de niño en la fiesta de mi pueblo me esmeraba por seguir los pasos de los músicos de la orquesta “Variedades” de Viveiro, pero la bisoñez que tenía entonces no me permitía dar pie con bola.

Después de muchos años, hoy, con los cartílagos desgastados, me es más fácil. El merengue tienes que bailarlo como si estuvieras cojo, arrastrando los pies casi como el tango, aunque el tango es otra cosa, sobre todo la versión porteña arrabalera.

También, como estamos en Carnaval, bailamos una samba y me viene a la memoria las dificultades que nos ponían para poder disfrazarte.

Los niños en el pueblo elegíamos ropa de mujer. No había disfraces y la ropa de mujer (faldas y blusas, pantalones no) era la más utilizada. Si tenías suerte te pintabas los labios y si te dejaban un colorete te embadurnabas la cara, y si no con ceniza o también usábamos el jaboncillo azul de marcar la ropa. Vamos, nos convertíamos en travestis, aunque no sabíamos lo que era.

Pasado el Carnaval, llegaba la Cuaresma y después del Miércoles de Ceniza (con la señal de la cruz que nos ponía el cura en la frente) tocaba arrepentirse de los pecados.

En la religión que nos enseñaban los curas y los maestros te hablaban de los enemigos del alma.

Eran tres: el mundo, el demonio y la carne.

Bueno, el mundo está muy mal, pero de ahí a que sea enemigo tuyo, vamos que no, el mundo no te mata, vas a morir tú antes. Hay una canción que dice: “Gira el mundo gira. En el espacio infinito…”. O sea, el mundo no es tu enemigo.

El demonio, también llamado Satanás, Diablo, Lucifer, Mefistófeles, Leviatán, Belcebú y otros nombres más hasta llegar a setenta y dos, no creo yo que sea tu enemigo, algunas veces dices de alguien que es un demonio, porque no para, no se está quieto, es como un bicho “boligueiro”, pero yo creo que había que asustarnos con alguien malo, malísimo.

Al demonio se le asignan todos los males. Yo tengo un amigo, Fico, que cuando va contar un sucedido empieza diciendo: “Xa levara el día el demonio…”.O sea, todo lo malo de este mundo es por el demonio. Esta noche hizo un viento del demonio. El demonio era algo cercano, hasta cariñoso. Decía mi abuela por mi abuelo: ¿Dónde tará ese demonio de home? ¿Qué le haría?

De la carne, ¡qué os voy a contar! Carne comíamos poca de pequeños, todo lo más algún “conexo” el día de la fiesta del pueblo o un poco de chorizo perdido del caldo, aunque yo creo que la Iglesia no se refería a este tipo de alimento, era otra carne (la lujuria), pero, bueno, comprabas la bula de la Santa Cruzada y ya no pecabas, aunque carne, carne, había poca.

Podías comer pescado (chicharros que nos traía Carmen la pescantina de As Figueiras) o también cogías un caldero de “aguiyolos” y así no cometías pecado.

Le decía mi amigo Molin a nuestro hijo Mohamed, que era musulmán, que nosotros, que éramos cristianos por la gracia de Dios, tuviéramos mucha suerte con nuestra religión, pues, podíamos comer carne de cerdo y si pecabas, nada, te arrepentías y a seguir.

Por lo tanto, estos días, que estamos en Carnaval, olvidaros de los enemigos del alma y comed carne de cerdo, que hay que ayudar a los ganaderos y agricultores, aunque si tenéis el colesterol alto, podéis comer unos pocos de “cimoes”, que lo rebajan.

También los “cereixolos” lo rebajan. Está comprobado. Lo dicen los nuevos profetas (los influencers).

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