El desencanto de la generación actual
Hace años la figura de un ministro, de un director general, de un diputado, de un senador, de un señor asesor de Presidencia... era imagen de madurez, templanza, inteligencia, preparación, experiencia...
De la figura del Presidente no hace falta decir nada... Imagen de ecuanimidad, de hombre de Estado, de objetividad y, sobre todo, imagen de servidor...
Hoy, el Consejo de Ministros es lo más parecido a una jaula de grillos o de gallos enfrentados, "debidos" a sus apostantes.
Hoy, el presidente del Gobierno, según aparece en la prensa estadounidense, "The American Spectator", es la imagen de un líder totalitario, que se reúne con los antiguos terroristas de ETA y con todos los nacionalistas regionales para impedir el gobierno de la derecha, ganador de las elecciones.
Por eso, ahora se está generalizando el desencanto por la política "autócrata", por los políticos "obedientes", por los ministros "becarios, pasantes", por los asesores nombrados por "nepotismo", por los famosos "negros del Presidente".
Desencanto: sensación generalizada que va invadiendo todo el tejido social en España.
Desencanto, cuyo origen se encuentra en la mentira oportunista del que dice representarnos en el Gobierno..., en el constante goteo de destrucción de principios, de tradiciones de libertades..., en el deterioro del mapa político por su pobreza intelectual, por su obediencia ciega y sometimiento al poder autócrata de un presidente de "mercadillo"...
Desencanto porque el ciudadano necesita creer en algo que dé consistencia a su convivencia y seguridad para un futuro generacional.
La desilusión, el desengaño, la decepción, el hastío, el aburrimiento, la indiferencia... son ingredientes propios de un desayuno en la España actual.
La generación de nuestros mayores espera, ahora, que la tuerca de la famosa ley del péndulo ofrezca a las futuras generaciones de nuestros hijos y nietos:
embrujo de embrujar..., embeleso de embelesar..., maravillo de maravillar..., ilusiono de ilusionar..., enamoro de enamorar..., fascino de fascinar..., cautivo de cautivar..., embobo de embobar..., encanto de encantar..., entusiasmo de entusiasmar..., esperanza de esperar..., ilusión de ilusionar.
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