Trabajos peligrosos
Cambiando de canal en la televisión de mi cocina, que es como una actuación de Juan Tamariz porque pilla los canales cuando le da la gana, vi en Antena3 Noticias la noticia de que el PSOE había echado para atrás la votación para considerar "peligrosos" los trabajos de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado, es decir, a la Policía Nacional y Guardia Civil. Con la curiosidad que me caracteriza, seguí escuchando perpleja a la periodista que explicaba el listado actual en España de trabajos considerados de alto riesgo o peligrosos. Cuando yo creía que ya lo eran la Nacional y la Benemérita, resulta que esto va por comunidades autónomas, por peloteo político y presupuesto, porque otra cosa no me explico. Los Mossos d'Esquadra, Policía Foral de Navarra, Ertzaina y Policía Local sí lo son. Sin embargo, hay que entender que en ese listado sí aparezcan los bomberos, salvando vidas del fuego; los mineros, por su coraje al trabajar a metros de profundidad con posibilidad de derrumbe y futura silicosis; el personal de vuelo, por llevar pasajeros por los aires y que no se les aumente ni una dioptría; los vigilantes de seguridad (ellos sí, porque, con una porra y unos grilletes, un delincuente cualquiera les puede abrir la cabeza); los trabajadores del mar, porque les llega un temporal en alta mar y no les encuentra ni el tato; los profesionales de la salud, que algunos merecen medalla por aguantar casos en urgencias; los ferroviarios (aquí los trenes de Feve no deberían estar incluidos, por esa parsimonia que les caracteriza. Se puede hacer un jersey de lana con la antigua Tricotosa, que no se salta ni un punto en el trayecto Gijón-Ferrol); los equilibristas (desde mi punto de vista, están porque quieren, porque andar sobre la cuerda floja ¡a ver quién les manda!); los toreros, ¿perdona? Sí, esos señores que van vestidos con un hortera traje "de luces" y que cuatro pelagatos, como en la época romana, vitorean y aplauden por cortar rabo, oreja y clavar espada a un toro que estaba tan tranquilo pastando en un campo extremeño. Saqué la conclusión con la noticia de que era un sibilino insulto hacia la Policía Nacional y la Guardia Civil, que, según Sánchez y su compañero impertérrito Marlaska, deben de creer que están jugando a los coches de choque patrullando la ciudad o que son de más categoría los maleantes de Vizcaya y Barcelona que los de Gijón y Cádiz. La sala de espera de la Comisaría está tan llena, cual Feria de Muestras, cuando se va a interponer una denuncia y las instalaciones de la Guardia Civil en algunos sitios están tan ruinosas y decadentes que los ratones saludan al oficial cuando abre un cajón. Eso sí, Marlaska, tú sigue quietito en tu escaño, sin moverte, que se vive muy bien denigrando a los que tienen que guardarte las espaldas y no llegan a fin de mes porque no les amplías el plus.
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