Políticos de mercadillo
Una de las frustraciones de compartir el planeta con la clase política actual es su insultante menosprecio de la capacidad de comprensión lectora del ciudadano medio hispano.
No es lógico que un servidor, un hipocondriaco que busca atención preferente, sea atormentado por un reducido grupo de narcisistas infantiles e histriónicos monclovitas, cuyos nanocerebros la pifian reiteradamente, haciéndome caer en un escenario paranoico, apocalíptico y completamente absurdo que incide y multiplica mis cuadros de ansiedad.
Conste que la última recomendación de mi médico, "mientras exploras tu potencial creativo, envuelto en una bata holgada, cojines mullidos y sofá amplio y acogedor, coloca una foto de Sánchez en la sala de estar y flipa", me había venido de perlas para mi estrés.
Entiendo que sus señorías, con extenuantes jornadas de trabajo, vivan al borde del síncope coronario y se afanen por extrapolar propuestas dementes hasta el ridículo, pero hay casos extremos "intragables" que me tienen en un sinvivir.
El penúltimo ejemplo corresponde a la ministra de Sanidad, Mónica García, médica y madre, beneficiaria del bono social, quien ha tenido, ella sola, la ingeniosa ocurrencia de mejorar la atención médica a los españoles e "incluir en el historial clínico de cada uno el nivel de renta y si llega a final de mes" (averigüe con qué pretensión real).
Puede ser que el objetivo sea "despedir" a los mayorinos que, además de improductivos, somos los máximos contaminadores y consumidores de recursos; o solamente sea la pretensión de detectar a los pudientes felones y retirarles el bono social.
En último caso, la sapiente medida "zurda" podría estar en impedir el colapso de la "pública", que está para obreros del metal, parturientas feministas y muchos, muchos que han venido de fuera y se cuelan, chillan a las enfermeras, al médico, al celador e incluso a ti, si les pides un poco de urbanidad..., y, posteriormente, redirigir hacia la "privada" a la clase pudiente.
En este orden de cosas, ¿sería una exageración pedir a sus señorías que antes de que Sánchez entregue España a Bildu y nos tengamos que mudar a Portugal atiendan los problemas cotidianos de los inconscientes plebeyos, y no actúen como alguien que sale de un psiquiátrico?
A veces, aún me cuesta creer que los años 70 fueron hace 50 años.
Saludos cordiales.
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