El oleaje de la corrupción vuelve a batir al PSOE
Hay un dicho popular, muy vulgar, por cierto, que dice que "no se debe escupir para arriba porque te puede caer el salivazo en la cara". Es muy cierto. El PSOE desalojó al gobierno de Mariano Rajoy a través de una moción de censura basada en una sentencia por corrupción en la que, de manera extemporánea, el magistrado hacia referencia a una supuesta acreditación de la existencia de una caja B en el PP.
Los socialistas, a los cuales hay que reconocerles su magistral manejo del discurso descalificativo, han venido machacando con el estigma de la corrupción al PP durante todo el mandato de Sánchez, como si a ellos esto nunca les hubiese afectado. Ni siquiera la demoledora sentencia que vino a poner en evidencia las décadas de grosera corrupción del PSOE en Andalucía, con dos expresidentes de la Junta de Andalucía condenados, junto a decenas de militantes y altos cargos. De ese pozo de corrupción quedó grabada en la memoria de muchos españoles la frase que una madre orgullosa decía sobre su hijo, Juan Lanzas: "Mi hijo tiene dinero 'pa asar' una vaca".
Bien es cierto que el PP tiene su parte de culpa en que todo esto haya sido así. Es indiscutible que, en aquellos años, se produjeron corruptelas en las que cargos públicos del PP estuvieron implicados y el partido no fue lo suficientemente ágil como para levantar "cordones sanitarios", colaborando de una manera activa con la justicia y apartando a los responsables de tales actos, que hubiese contribuido a moderar las repercusiones de aquellas actuaciones.
Lo cierto es que, desde que cada persona tiene en su bolsillo una cámara fotográfica, una cámara de vídeo y una grabadora, se le ha puesto muy cuesta arriba a los corruptos realizar sus fechorías sin temor a ser descubiertos. Esa ha sido, sin duda alguna, una de las razones más poderosas para que muchos tipos de corruptelas con políticos involucrados hayan desaparecido.
Pero, hete aquí, que llega la crisis del covid, en la que la desesperación por encontrar material sanitario para combatir aquella epidemia mortífera hizo que el gabinete socialista, encabezado por Sánchez, eliminara todas las barreras de control que figuran en la LCAP (ley de Contratos con las Administraciones Públicas), dejando el terreno abonado para que germinaran todo tipo de sinvergüenzas desalmados, sedientos de aprovecharse de una situación en la que miles de ciudadanos perdieron la vida en lo que fueron los momentos más trágicos que España atravesó desde la Guerra Civil.
¿Y dónde ha aparecido una trama corrupta de inimaginables ramificaciones? Dicen que la cara es el espejo del alma, y José Luis Ábalos, con su aspecto patibulario y su voz cazallera, así como sus formas abruptas y cortantes, unido a los constantes rumores sobre su vida privada, parecía un excelente objeto de estudio a seguir. A poco que se observara, resultaba evidente la catadura de algunas personas de las que se rodeó, como, por ejemplo, el famoso Koldo. Cuando tu mano derecha es un antiguo matón de prostíbulo, dador de palizas, amenazador de alcaldes (al de León le dijo que se anduviera con cuidado que aún le quedaban tres años para jo...lo), ¿qué podría salir mal?
Pero no lo circunscribamos todo solamente al ecosistema del sr. Ábalos, puesto que hay muchas circunstancias pendientes de explicación, como la abrupta destitución de Ábalos que, de manera simultánea fue descabalgado del ministerio de fomento y de la secretaría general del PSOE. O la implicación de cuatro ministerios y dos comunidades autónomas, cuyos dirigentes, son o siguen siendo ministros del gobierno de España, diputados o, incluso una de ellos, presidenta del Congreso de los diputados, o lo que es lo mismo, la tercera autoridad del estado. Cuando algo huele mal, es que algo podrido se esconde. No será difícil seguir investigando. Sólo hay que seguir el flujo del dinero, nada más.
Mientras tanto, los expendedores de pureza y honradez tienen una excelente oportunidad para demostrar sus virtudes, identificando a los culpables, denunciándolos a la justicia y estableciendo procedimientos más rigurosos a la hora de permitir el acceso a cargos de confianza a sujetos de la catadura del matón de prostíbulo que un día se sentó en el consejo de RENFE mercancías representando al gobierno de España.
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