San Martin del Rey Aurelio, todo un símbolo
Hace decenas de miles de años, cuando los hombres vivían en las cavernas, pintaban sobre sus paredes escenas de hombres persiguiendo antílopes, mamuts o bisontes con la firme convicción de que así tendrían garantizada una buena jornada de caza: carne para la supervivencia y sin peligro para los cazadores.
Hoy, decenas de miles de años después, el ser humano sigue otorgando a los símbolos gran poder, a pesar de que, entre medias, allá por la Antigua Grecia surgiera la filosofía y los seres humanos empezáramos a aplicar la razón. Y es que es innegable el valor de los símbolos por las funciones que tienen: permiten expresar ideas de diversa complejidad de forma sencilla, que de otra manera serían difíciles de resumir con el lenguaje cotidiano: las señales de tráfico, símbolos matemáticos, banderas, etcétera.
La cuestión es que hay veces, a mi entender, en que los símbolos se quedan escasos. Prueba de ello lo tenemos en nuestro entorno: vivo en un concejo, San Martín del Rey Aurelio, donde se pretende que los símbolos tengan un gran poder de convicción para poder ahorrarse unos cuantos dineros, o porque realmente no se tienen suficientes, y así parecer estar a la vanguardia en servicios al ciudadano. Pongo varios ejemplos enumerados de menos a más, atendiendo a su relevancia:
1.-Los núcleos urbanos de Sotrondio y Blimea cuentan con un extenso recinto para suelta de perros en el parque de El Florán. Este servicio, que acerca el mundo humano al mundo animal y nos hace más cívicos, consta de dos señales verticales con detalladas normas de uso colocadas sobre amplias rampas de acceso... y ya, no hay más: ni cierres, ni papeleras... Los dueños de los perros, emocionados por ver a nuestra mascota corretear feliz libre de correas, nos aprendimos muy bien las normas, pero desgraciadamente nuestros perros no saben leer y se escapan del recinto, con el riesgo que ello supone para el resto de vecinos que van a disfrutar del parque y para ellos mismos.
2.-San Martín del Rey Aurelio está atravesado de este a oeste por un carril bici que contribuye al cuidado del medio ambiente y a la salud y buen estado físico de sus ciudadanos. El carril bici en cuestión consta de dos líneas blancas paralelas discontinuas pintadas sobre el suelo de aceras y carreteras a las que se añade diversa simbología también pintada, como una bici o un ser humano, que a veces incluso comparten el mismo espacio. Esta gran obra faraónica supuso, como no podía ser de otra forma, otras infraestructuras, no menores, como la modificación del mobiliario urbano, a saber: dar la vuelta a los bancos para que, cuando pase una bicicleta, no te pille los pies o te cercene una pierna.
Y la última que me hizo arrancar esta reflexión que quiero compartir con ustedes, aunque esta se sale del ámbito de mi concejo:
3.-Recientemente, nos hemos despertado con una impactante línea roja parapetada entre dos líneas blancas, que recorre el Corredor del Nalón desde Sama hasta la altura de Blimea (por ahora, según dicen). Parece ser que es la solución que nuestros gobernantes han adoptado para poner freno al lamentable incremento de accidentes mortales en ese trayecto. En este caso, el simbolismo de esa línea roja me resulta ambiguo, pues no tengo clara la idea que intenta transmitir; a priori, la interpretación evidente de ese símbolo es que quedan terminantemente prohibidísimos los adelantamientos, aunque no parece ser eso la causa de los accidentes. Por lo que también puede interpretarse que el desdoblamiento del Corredor no entra en los planes del Gobierno autonómico ni a corto ni a largo plazo.
Visto lo visto y teniendo en cuenta el éxito de estos símbolos, a la par que suponen una inversión menor, me pregunto yo... ¿no deberían pintar unas enormes palomas blancas a la entrada de Ucrania, Gaza y demás países en guerra para que finalicen esos conflictos que tantas vidas están costando? ¿Y si pintaran unas enormes hamburguesas o tortillas de patata en la sabana africana..., se acabaría el hambre en dicho continente y con ello la condena de sus habitantes a abandonar sus casas para buscar una vida mejor?
Punto final.
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