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El seguro gratuito de las grandes empresas

24 de Febrero del 2024 - Tomás García Álvarez (Xixón)

Los rescates bancarios se producen cuando las empresas financieras -bancos- eluden su responsabilidad empresarial.

Esta elusión tiene un tremendo coste que paga el Estado, es decir, el pueblo soberano. Por eso puede afirmarse que, de soberanos tenemos poco, más bien "pagafantas", y salen sumamente favorecidos los banqueros, que tienen un seguro gratuito de responsabilidad empresarial y civil.

Hay que incluir también las empresas que sean grandes como los bancos y que tienen tanto poder económico y político como ellos: las supranacionales, los monopolios u oligopolios nacionales, etcétera.

El resto, esa mayoría de empresas que denominamos pymes (menos de 250 trabajadores), estas tienen responsabilidad empresarial y para ellas sí existe la suspensión de pagos, el concurso o la quiebra económica, son responsables ante la sociedad y cuando fracasan, aun algunas con ciertas ventajas, sufren las pérdidas en sus bolsillos, no como los bancos, supranacionales y similares.

En fin, que ese seguro de responsabilidad de los bancos y similares tiene prima cero y ahí es donde hay que incidir. En este mundo no se puede estar solo a las maduras, las duras también existen. Porque si no esta situación es rotundamente una estafa, donde los estafados somos la inmensa mayoría de ciudadanos "pagafantas".

Si no se puede demostrar la remuneración del capital porque no hay riesgo, pues debe omitirse tal remuneración lógicamente.

Esa prima de seguro debida deberían hacerla efectiva los políticos a los que votamos y reclamarla legalmente, como corresponde, pero... las puertas giratorias y la ley hecha a medida de los bancos lo impliden: poder económico y político.

Los argumentos para ejecutar su cobro podrían ser:

En la economía real, la productiva no la especulativa, ¿qué sentido tiene que una empresa acumule dinero como principal objetivo? Debe dedicarse a su fin real, producir bienes o servicios para satisfacer necesidades humanas.

Cuando en la empresa decide quien no participa en ella, se produce una pérdida de responsabilidad y escrúpulos, luego no debería remunerarse a quien no esté trabajando en la empresa.

Los beneficios empresariales deberían ser solamente para las personas que están implicadas en la empresa, no a los que fundacionalmente o a posteriori aporten solo dinero (medio de intercambio), por lo anteriormente indicado.

No es justo ni productivo acumular dinero especulando en el sector financiero (sin crear riqueza) y así es como se aplican más medios de intercambio (dinero) a las personas que nada producen, a costa de los que sí crean riqueza. De esta forma se incrementa la tasa abonada en dividendos o intereses y disminuye lo abonado en salarios, que es lo que nos ha traído a la desigualdad social que sufrimos. Es decir, la remuneración del capital es muy superior a la del trabajo. ¿Cómo no va a haber desigualdad, inflación y desorden económico?

Esa remuneración excesiva al capital se retroalimenta, de ahí que los ricos cada vez sean más ricos produciendo por contra cada vez más pobres y muy pobres al mismo tiempo.

Es que hemos equivocado el objetivo de las empresas, estas no se crean para hacerse rico el empresario, sino para fabricar bienes y servicios que satisfagan necesidades humanas. Ahí está la perversión del sistema. Si el objetivo es erróneo todo el camino lo es y las consecuencias las sufre el poco soberano pueblo.

El único objetivo empresarial ético, digno y justo es su aportación, satisfaciendo esas mencionadas necesidades, al bien común.

Las ideas anteriores no atentan contra las pymes, no les afectan de forma trascendental, en cambio mucho a las más grandes y bancos, por eso los políticos no van a aplicarlas nunca ni desde la derecha, por supuesto, ni desde la socialdemocracia, para entendernos, PSOE. El resto espero que sí.

Desde la norma se podría regular sin modificar el sistema económico hegemónico, simplemente regulando el reparto entre rentas del capital y salarios.

Si cambiamos el objetivo empresarial (solo beneficios) a satisfacción de necesidades humanas, cambia al mundo. Es evidente que quienes acumulan dinero (medio de pago) se opondrán, pero en los sistemas democráticos esto es evitable a través de la voluntad política.

(Todas estas ideas las saqué del libro "Economía del Bien Común", de Christian Felber).

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