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Manuel el Pixaroleiro

25 de Febrero del 2024 - Fernando Vijande Fernández (Castropol)

Manuel era muy "pixaroleiro". Todos los sábados hacia uso del matrimonio. Hasta los cien años, que "pasóu a cuitar y abonar el cebolín," tenía esa costumbre la noche de los sábados.

Después de oír "el Parte" en la radio, sobre todo el tiempo, que era lo que más le interesaba, recogía el agua de las latas del desván que las "goteiras" habían llenado y en una tina de cinc con jabón de lavar la ropa hecho en casa se bañaba por parroquias y se iba rápido, limpio y reluciente a la cama.

A punto de cumplir los 100 años dormía en la habitación con su mujer Dorinda, pero en camas separadas. Todos los sábados su mujer Dorinda le preguntaba: ¿precísasme Manuel?, y Manuel siempre, como el "Parte" de las nueve de la noche, la precisaba.

Manuel fumaba cuarterón de "caldo". Hacía los "pitos" con el papel "Jean" con manos temblorosas al final de su vida. Más de una vez le ponía un poco de "carvé" mezclado con el tabaco y aquello que salía de su boca parecía una "barrueira" de "pataqueiras". La chaqueta de pana que llevaba estaba llena de "furados" del chisquero sin apagar y los pantalones de mahón estaban llenos de remiendos.

Manuel era "carreteiro". Tenía "dous bois" con los que carretaba "toxo de broxón" desde el amanecer hasta "a noitia" todos los días de la semana, excepto el domingo que había que ir a misa y así descansaban "os bois".

Al lado "dos bois" iba siempre con Manuel un "cancín" que le hacía compañía y rebañaba con su lengua el caldo que quedaba en la pota después de comer y las "faragullas" que caían del pan de "meiz".

El "toxo de broxón" lo transportaba Manuel con el carro "dos bois" desde el monte Chao del Arco hasta el "caleiro" de Vilavedeye. Se utilizaba el "toxo" para quemar la piedra caliza (CaCO³) y al eliminar el (CO²)se obtenía (CaO) (cal viva) que te quemaba la piel, y luego, como a la cal viva le gustaba más el agua que un "queixo a un rato" al acercarle agua se transformaba en cal apagada (Ca(OH)²), que era utilizada para abonos y para desinfectar las casas.

Manuel cumplía los preceptos de la Iglesia y así como el catecismo dice: "Amaos los unos a los otros y criad hijos para el cielo", Manuel amaba a Dorinda y los hijos venían y venían y no sabemos si irían al cielo, aunque primero pasaban un tiempo en el purgatorio aquí en la Tierra. Se salvó alguno que nació muerto y estos, según decía el cura, iban al Limbo de los Justos.

Manuel para desayunar tomaba un cuartillo de caña (orujo) que le llevaba del chigre una de sus hijas en una cantimplora de aluminio y a la una de la tarde comía sentado en el carro "dos bois" el caldo con media "fogaza de pan de meiz".

Manuel estuvo en la guerra de Cuba luchando contra los mambises y trajo como reconocimiento una medalla de oro que tenía días, un día era de oro y otro día era de latón, según a quién se la enseñase.

Aparte Manuel trajo un trozo de metralla alojada en una pierna que le avisaba cuando las borrascas llegaban a las islas Azores.

Cuando las tropas sublevadas de Franco, con el comandante Ceano Vivas al frente, pasaron por Vilavedeye, Manuel quería detenerlos con una escopeta y unos sacos de cal viva. Menos mal que entre su mujer, Dorinda, y las tres hijas consiguieron mantenerlo dentro de casa con doble ración de caña.

Bueno, qué más os puedo contar. Nada más, deciros que así eran los paisanos de mi pueblo. Trabajadores, respetuosos con Dios y fieles cumplidores del catecismo y su doctrina.

De las paisanas, las pobres, qué os voy a contar, sumisas y obedientes. Seguirían diciendo: ¿Precísasme Manuel? Eran otros tiempos.

Hoy el consenso en el matrimonio es compartido y a veces a los hombres nos duele la cabeza.

Manuel y Dorinda eran mis abuelos. Yo no los conocí. Dicen las personas mayores que los conocieron que eran buenas personas, pobres y respetuosos con con la ley de Dios.

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