¿Adónde nos quiere llevar la nueva cultura distópica de Urtasun?

Parece que nos vamos acostumbrando a los disparates de los gobiernos de la era Pedro Sánchez. Pero llegar al nombramiento de un ministro de Cultura para propagar el analfabetismo no nos lo podíamos ni imaginar; no obstante, con el nombramiento del nuevo ministro Ernesto Urtasun parece que se va a llegar a traspasar esa línea roja. Quien, en sus primeras manifestaciones, sin olvidar la perspectiva de género, y la vuelta a la España negra de los publicistas extranjeros, nos anuncia como programa de acción: «Superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas que han lastrado la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico». Con tan siniestro plan, esto es de la izquierda, se propone romper con la historia que ha vivido, en realidad, el pueblo español, y crear una interpretación de lo que en su imaginación debería haber sido la sociedad.

Hasta ahora todos hemos admirado el Museo del Prado, gloria de la ciudad de Madrid y de toda España, pero con el vuelco que quiere dar el ministro Urtasun, con la «descolonización» de los museos nacionales, ya no van a ejercer la función de que los ciudadanos admiren sus grandes obras, sino que se va a destinar a otra finalidad. Según el Ministro, hasta ahora han sido símbolo de colonialismo y elemento de la expansión colonialista de los ricos de Occidente, al objeto de maltratar y mandar al olvido las culturas de los pueblos aborígenes. Por lo que tiene un claro proyecto, si le mantiene algún tiempo este Gobierno, de destruir todas las instituciones culturales, para dar una orientación woke; esto es, despertar una conciencia social, pero formado según la apreciación subjetiva del ministro Urtasun.

Cuando volvamos al Museo del Prado, ¿qué encontraremos en las salas principales? Probablemente no vamos a apreciar a Velázquez, Ticiano, Rubens, Murillo, Goya, etc. Estos tendrán que ir al sótano, pues implican invasión, violencia y opresión, por lo que serán removidos para ensalzar los cuadros que indiquen exaltación del feminismo y violencia de género, puesto que hay que apartar de los museos aquellas representaciones del colonialismo y del crecimiento imperial de los países europeos, y de la dominación de los pueblos indígenas con la supresión de sus culturas. Con lo que el nuevo ministro de Cultura, acorde con la ley de educación LOMLOE, va a barrer toda la historia de España para crear generaciones woke, con una nueva conciencia social en un mundo distópico.

Quizá pensaban los españoles que las universidades y los museos eran para formar intelectuales en la sociedad, pero para el nuevo ministro no son para eso, en estas instituciones se tratará de compartir alegrías y terapias para la curación de esas ideas que tiene la gente, nada de ser burgués, blanco y heterosexual, eso se tiene que olvidar y fomentar el indigenismo y los pueblos de color. Va a ser un gran colaborador de Sánchez para destruir políticamente a España en el ámbito cultural.

La obsesión del nuevo ministro es la descolonización, que no solo comprende a los museos, sino también a toda la historia de España. Por ello, en su proyecto se incluye el cegar las luces del legado español en América, sobre lo que en los últimos tiempos se está despertando el estudio de lo que fue la acción de los españoles en América, corrigiendo la leyenda negra hecha con motivo de la independencia de aquellos países, y parece que se va dando luz a lo que supuso la acción española.

Aquella acción española en América significó la transformación de la concepción de la política europea, porque con ese motivo se elaboró por la Escuela de Salamanca la concepción del Estado que está vigente hasta hoy día. Además, con tal descubrimiento, al tener que calificar las relaciones con los nuevos pueblos, se creó el derecho de gentes, hechos que no se han valorado adecuadamente. Con este motivo, se les metió a los amerindios en la cultura occidental, y por ello pueden estar a la altura en el concierto mundial. En esta labor los españoles se esmeraron, sin ahorrar esfuerzo, en crear en esas tierras: universidades, hospitales y ciudades para una nueva forma de convivencia. Amén de esta labor, se esforzaron en la conservación de sus lenguas originarias, para lo que redactaron ediciones de gramáticas de sus idiomas, y, asimismo, se llevó a cabo la primera campaña de vacunación que se dio en el mundo, muy lejos del exterminador colonialismo belga en el Congo, que nuestro ministro, en su ignorancia, ha querido asimilar.

Una cosa más que debían saber estos reformadores es que España no tuvo colonias, sino que a todos los americanos, desde los primeros tiempos, se les reconoció la ciudadanía española, igual que la de los peninsulares. Por ello aquellos grandes territorios se dividieron en virreinatos, esto es, en provincias, y así fueron gobernados. Desde la promulgación de las leyes de Burgos en 1512 se puso en práctica el reconocimiento de los derechos humanos de los amerindios.

No estaría mal que el ministro Urtasun programara seriamente una descolonización de España y su cultura, y pusiera esta cultura a la altura que le corresponde en la historia de las civilizaciones, pues es verdad que llevamos algunos siglos mirando abobados a otras naciones y hemos olvidado la gran historia que, a nivel mundial, han tenido los españoles, y que es necesario revalorizar.

Además, si el ministro de Cultura, Ernesto Urtasun, tuviera un conocimiento de la historia de las obras artísticas, podría tomar interés por querer restituir el expolio que los museos españoles sufrieron con motivo de la ocupación napoleónica. Invasión que supuso el robo de miles de cuadros de los museos españoles, y que aún hoy día se exhiben en museos extranjeros.

Hay mucho que hacer en la labor del Ministerio de Cultura, pero hay que tener ideas claras de lo que es la cultura española y de lo se puede hacer para promoverla, pues es necesario crear una conciencia de las pérdidas que ha sufrido el pueblo español.