Raza

27 de Febrero del 2024 - José Antonio Llano Tirador (Oviedo)

Corrían los últimos años de la década de los cincuenta y España quería pasar de país subdesarrollado a industrializado, lo cual nunca fue fácil. Eran tiempos duros. Habíamos montado una industria base como Endesa, Campsa, Hunosa, Seat, Pegaso, Telefónica, etcétera, que moviera la iniciativa privada. Necesitábamos un dinero que no teníamos y que en el extranjero eran reacios a prestarnos, máxime cuando aquí teníamos un régimen dictatorial que no encajaba en el mundo democrático occidental.

El gobierno, a mí parecer, con normal criterio, se sacó de la manga un plan de estabilidad o ahorro para después invertir en los polos de desarrollo, que consistían en zonas repartidas por la nación donde el Estado daba ayudas a la iniciativa privada para montar en ellos industrias y empresas.

Al principio el plan de estabilidad redujo el gasto público y aumentó el paro, lo que propició un enorme éxodo de mano de obra a las naciones europeas más industrializadas y deficitarias de mano de obra.

En los años sesenta el turismo, que empezaba a despuntar, las remesas de divisas que enviaban los inmigrantes y la sociedad que se lanzó a invertir trajo lo que en el extranjero denominaron «el milagro español».

Por aquellas fechas yo trabajé tres años en una tienda-almacén donde se comerciaba con las más variadas mercancías. Un cliente muy «progresista» él siempre sacaba el tema político y lo mal que estaba la vida, y peor que lo hacía este Gobierno de descerebrados, como el cliente siempre tiene la razón nunca le contradecíamos.

Un día que la selección de fútbol no pasó del empate el hombre se propasó. Que si los españoles éramos la peor raza del mundo, que éramos peores que los chinos, que no éramos raza, sino un cruce de las peores, entre ellas la «mora», que no valíamos; los españoles nunca habíamos destacado en nada, y por ahí en adelante él solo se enardecía, hasta que como nadie le contradecía se fue calmando.

Esto no es un caso raro; el hablar mal de España y de los españoles siempre fue tema de algunas gentes, por lo regular de poca cultura y sobrado «desparpajo». Yo a alguno le insinué que era como hablar mal de la madre. A las dos se las defiende con razón y hasta sin ella.

Yo escuché que los españoles siempre fuimos unos piratas. Como les dijese que no, que eso más bien los norteafricanos, ingleses, holandeses e incluso franceses, me decían que se referían a nuestras políticas y hechos en nuestras colonias americanas, cuando en general nos portamos mejor que el resto de naciones colonialistas europeas. Hoy se cometen delitos y atropellos a escala nacional y mundial. Cuando los derechos humanos no estaban tan reconocidos, y América estaba como en otra galaxia, no como hoy, que las noticias llegan en segundos a cualquier rincón del mundo, era más fácil. Yo recomendaría que no mirásemos solo lo malo, sino lo mucho y bueno que allí se hizo; y que lean el testamento de Isabel la Católica en su referencia a los territorios y habitantes de aquellas tierras.

La raza española (si se puede hablar de razas) no fue peor que otras a nivel europeo y mundial. Toda persona y pueblo tiene sus luces y sombras, y España y sus ciudadanos no somos una excepción, pero nos portamos mejor que otros que siempre nos criticaron. No les deberíamos hacer el juego. Fuimos invadidos a lo largo de la historia por pueblos a veces más atrasados que nosotros. Sufrimos saqueos, atropellos y muertes y no nos quejamos tanto. En cuanto a nuestra inferioridad física o intelectual, ahí están nuestros deportistas y gentes de cualquier estudio, profesión o carrera para desmentirlo. Y ahí está la historia. Para algunos, con perdón, lo que sí fuimos fue una raza o pueblo envidiado.

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