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Paranoias robóticas en humanos

1 de Marzo del 2024 - Rufo Costales (Oviedo)

Desde Dalila, y por su culpa, los hombres han temido perder el cabello, aunque durante décadas había persistido el reconfortante mito de que los hombres calvos, en realidad, tenían un exceso de testosterona.

Desde Sansón en adelante nos hemos caído del guindo y hemos perdido la confianza en que las mujeres, porque sean más tolerantes, vayan a casarse con especímenes bajitos, cabezas calvas y barrigas grandes, sin importarles su apariencia.

Campo abonado para que campañas agresivas de los buitres del marketing "prometan" valores estéticos supremos e inalcanzables, y consigan que millones de jóvenes, apenas barbilampiños, con calvicies incipientes o estaturas "dudosas", se vean inspeccionando sus árboles genealógicos en busca de desventajas evolutivas, como tener un padre bajito o un abuelo calvo, para ponerles justo remedio... en Estambul.

Allí serán recibidos con una combinación de tratamientos tópicos y orales (pastillas, champús, sueros y aerosoles) que utilizan dos químicos principales, minoxidil y finasteride, con efectos secundarios preocupantes como la depresión, autolesiones y disfunción eréctil, todo sea por el sueño vano de tener el pelo de Brad Pitt.

Particularmente, estoy esperando que el pelo de las orejas, la nariz y la espalda, junto a las cejas de oruga, se vuelvan sexis. En previsión de que nada de esto suceda, dejo a mis herederos todo mi cabello (poco) y mis dientes (pocos) en una caja de cartón debajo de la cama.

Vemos cómo un mundo nuevo, con dudosos resultados y cifras millonarias, ha reemplazado a la tradicional despreocupación masculina por su apariencia, a cambio de aberrantes soluciones estéticas, entre otras: a) nacimiento del cabello inexistente y b) fractura de fémur para ganar unos cuantos centímetros de altura.

¿Qué? ¿Someterse a un alargamiento de piernas con fractura de fémur para ganar seis u ocho centímetros?

Como lo lee. Me acabo de enterar y confieso que esto me ha superado porque no me esperaba un disparate semejante. Copio: "Tres meses inmovilizado en una habitación de hotel de Estambul, en un limbo posquirúrgico, tomando durante cinco días un cóctel de analgésicos fuertes, morfina, antibióticos y anticoagulantes, antes de ser trasladado al hotel y ser sometido a sesiones regulares de fisioterapia para facilitar que una fisura de hueso forme un puente sobre la brecha, que crece gradualmente".

Sistema "High Society": Tecnología top en el implante de un clavo extensible en la cavidad ósea y utilización de sensores magnéticos para alargarlo mediante control remoto, eliminando la necesidad de un fijador externo de metal voluminoso, y al mismo tiempo acelerando la recuperación y reduciendo la probabilidad de infección, daño a los nervios y sangre, coágulos o la posibilidad de que los huesos cortados no se fusionen adecuadamente.

Sistema "Low Society": Jóvenes con menos recursos optan por el método de alargamiento sobre clavo (LON), de menor tecnología y que, desafortunadamente, requiere un voluminoso fijador externo que alarga la pierna, fijando el hueso a través de la piel con alfileres, lo que aumenta la probabilidad de cicatrices e infecciones. Es más, estos pacientes deben alargar sus extremidades ellos mismos, girando manualmente una llave en el fijador de metal, cuatro veces extremadamente dolorosas, a lo largo del día.

¿Recuerda las máquinas de estiramiento esquelético en las celdas de tortura de castillos medievales? Pues eso.

Si no fuera un insulto, diría que cualquiera que se somete a este "ritual" con el señuelo de gustar al sexo opuesto, superar la baja autoestima, la ansiedad y la depresión, es un soberano estúpido, pero, en todo caso, esta práctica es, sin duda, una soberana estupidez.

Saludos cordiales.

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