La importancia del turismo religioso
Podría definirse el turismo como «la afición a viajar por gusto de recorrer un país». Así como «turista» sería «la persona que recorre un país por distracción o recreo». Esta definición que ofrece el DRAE contiene en sí una primera conexión con el concepto viaje, además de una nota de agrado, distracción o recreo.
Sería posible señalar unos antecedentes históricos, que actuarían como guías para fomentar los viajes. En tal sentido podría destacarse el gran viaje de Heródoto a Egipto, para «historein», es decir, contemplar y averiguar sobre aspectos histórico políticos, sociales, etnográficos y religiosos, aspectos que quedarían reflejados de modo magistral en sus Historias, La Periéghesis tes Hellados o Viaje alrededor de Grecia de Pausanias constituiría otro hito importante en el mundo de los viajes y antecedente del turismo moderno. El Itinerarium Antonini, señalando las principales «stationes» de una ruta o recorrido que, arrancando de Emérita Augusta culminaba en Zaragoza y desde Astorga encaminaba al viajero hasta Tarraco o Tarragona, se constituye como en una especie de mapa de carreteras que encauzara por las principales vías hacia las metas de sus objetivos.
Como precedente, con la adición de la nota de religiosidad, cabría citar la «Peregrinatio Aetheriae» o «Peregrinación a los Santos Lugares», cuya autoría se orienta hacia una peregrina gallega de nombre Eteria o Egeria, que por más señas parece que era monja y cuyo libro podría ser considerado como la primera guía turística de carácter religioso, que enfoca nuestra consideración hacia un segmento o sector del mercado turístico en general, comportando consigo los aspectos de gran movimiento de masas que visitan en aquel momento la Jerusalén del siglo IV, por motivos estrictamente religiosos con un recorrido por los monasterios incipientes de la península del Sinaí, para descender en detalle a la descripción de las principales iglesias de Jerusalén, con la indicación de las celebraciones religiosas que en cada una de las basílicas y templos se celebran durante la Semana Santa, modelo que reprodujeron centenares de viajeros, cuyos viajes constituyen paradigmas de turismo religioso.
Entre los elementos descriptivos, que nos testimonian en nuestra Asturias aspectos antecedentes de este incipiente turismo religioso no me resisto a mencionar la descripción de la primera y segunda peregrinaciones diocesanas a Lourdes, de la que en cuanto a la de 1906 conservo hermosa fotografía en el Archivo Histórico Diocesano, fotografía tomada precisamente en la fachada lateral de la Basílica de Abajo, donde continúan fotografiándose todas las peregrinaciones hasta la actualidad. Los pormenores de la misma aparecen narrados en las páginas del «Boletín Diocesano» del momento.
También quiero citar como muestra de turismo religioso la que, organizada por el marqués de Comillas, tuvo por meta la ciudad de Roma, para cumplimentar al Papa León XIII en su nonagésimo sexto aniversario. Menciono asimismo con especial delectación el ejemplar de mi propia librería con el siguiente título «Viaje Histórico-descriptivo a Tierra Santa de la primera peregrinación española por D. Evaristo de la Villa Pajares, presbítero beneficiado de la Santa Iglesia Catedral de Oviedo, publicado con Licencia Eclesiástica en Oviedo, Establecimiento Tipográfico la Cruz, Calle de San Vicente, 10, 1899», libro acerca del cual se expresaba así el censor eclesiástico: «No sólo no he hallado en él nada contrario al dogma y a la moral católicos, sino que considero su lectura muy útil para fomentar la piedad y muy provechosa para el aumento de la fe y de la devoción hacia los Lugares Santos, cuna de nuestra Religión». Piedad, fe y devoción serán precisamente los motivantes que voy a resaltar en lo que sigue entre las notas que ha de verificar el auténtico «turismo religioso». En aquella peregrinación resalto los nombres de dos asturianos: el propio cronista y D. Ramón Díaz, seglar de Laviana. De esta peregrinación señala a su final el cronista «La Lista de las Piedras y otros objetos piadosos que he traído de mi viaje a Palestina, allí recogidos», enumerando casi el centenar, acerca de los que añade: «Todos estos objetos están a disposición de los que gusten visitarlos, en Oviedo, en la carretera de Gijón, número 11». Como curiosidad añado que D. Evaristo era hermano de Don Joaquín de la Villa Pajares, el famoso “Deán Payarinos”, de la casa de ídem, hoy Conservatorio de Música en la Corrada del Obispo.
Subtítulo: Un repaso a los viajes más significativos, desde los Santos Lugares a Santiago o El Acebo
Destacado:Entre los elementos descriptivos que nos testimonian en nuestra Asturias aspectos antececdentes de este incipiente turismo religioso no me resisto a mencionar la primera y segunda peregrinaciones diocesanas a Lourdes, de las que conservo una hermosa fotografía de 1906
«Turismo religioso», aparte de ese excursus de erudición histórica del que no he sabido sustraerme, llevaría consigo también el concepto de «viaje», unido a los «distracción y recreo» con un connotativo añadido que sería el «motivante de promover y potenciar la fe, junto con los valores religiosos de la piedad y la devoción inherentes a viajes promovidos con una proyección religiosa.
En tal sentido, podríamos descubrir dos facetas; la del turismo religioso neto, como cuando uno va a Santiago de Compostela, para cumplir una promesa, realizando todas las acciones penitenciales que entraña el Jubileo, de confesión, comunión, oración por el romano pontífice sin buscar otros concomitantes que la motivación devocional y religiosa casi en exclusiva.
Con todo, tal tipo de «turismo religioso» puede hallarse entremezclado con proyecciones anejas a lo sustancial del viaje por motivos religiosos, como pueden ser consideraciones culturales, difícilmente separables del aspecto religioso estrictamente tal. Pueden existir otras motivaciones como pueden ser aspectos culturales anejos a los estrictamente piadosos o catequético pedagógicos, como puede ser la visita a las «Edades del Hombre» o para acercarse a aspectos referidos al deporte, o al folclore o a otras facetas.
Entre los grandes elementos promotores del viaje religioso se hallan las peregrinaciones o viajes a lugares significativos de la cristiandad en sus centros religiosos por excelencia. En tal sentido, consideraríamos las peregrinaciones a Tierra Santa, a Roma, al Salvador de Oviedo, a Santiago de Compostela, o a otros grandes centros de peregrinación, como pueden ser, por ejemplo, los vinculados a los sepulcros de algún santo, como Tours, Padua, Ars o a importantes santuarios de la cristiandad como pueden ser Chestokowa, Covadonga, Guadalupe, Caravaca de la Cruz y otros muchos, entre los que cabe destacar con especial relieve los vinculados con significativas apariciones de la Santísima Virgen, cual los de Lourdes y Fátima. En esta línea, con una proyección más limitada, citaríamos nuestros santuarios de Lugás, el Acebo, Villaoril o el Carbayo, relevantes centros de peregrinación con ocasión de sus jubileos.
Posiblemente la forma de hacer la peregrinación pueda ser a pie, por lo que comporta de sacrificio y penitencia. No obstante, no se excluyen otros medios, como el del tren, el autobús, el automóvil, el avión, la bicicleta, el caballo y otras modalidades.
Quiero resaltar el gran impacto y tirón de las visitas del Papa a estos lugares de peregrinación, pudiendo resaltar a este respecto la visita de Juan Pablo II a Covadonga y a Santiago de Compostela, las de Benedicto XVI a Lourdes y Fátima o la muy reciente del mismo Papa, como peregrino con hábito y ritual de tal condición, en su reciente viaje a Santiago de Compostela. No digamos nada del impacto producido por la presencia del santo padre en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, de la que es prematuro vaticinar un incremento turístico elevado a la enésima potencia. Las espectaculares vistas de la televisión invitan a su visita.
Permanece en expectativa el impacto que va a producir la próxima visita del Papa a Madrid, en 2011 para la Jornada Mundial de la Juventud, del que yo no sé si las agencias de viajes han calculado siquiera de lejos el alcance y el mecenazgo que les va a ser de sumo interés fomentar.
Interrumpo aquí esta reflexión sobre turismo religioso, con una puerta abierta a ulteriores aportaciones.
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