Los franceses acabaron con las cigüeñas que venían de París
Hace décadas que ya no hablábamos de las cigüeñas que traían los niños desde París, pero ahora los franceses las han matado a todas. Y lo han hecho de una manera total. El aborto se ha convertido en un derecho constitucional en nuestro país vecino del norte, con un noventa por ciento de votos abortistas.
Supongo que una de las consecuencias de esa medida francesa será que la Disneylandia parisina decaiga. A menos niños, menos Disneylandias y, claro, la más perjudicada podría ser precisamente la de París.
Son cosas de la vida, esta vida en la que el binomio Eros y Tánatos tanto protagonismo mediático tiene. Amor y muerte; muerte y amor. El Eros que parece crecer, sobre todo en la modalidad que discurre online, en ordenadores, móviles y diversos aparatos, ofertándonos toda suerte de posibilidades sugestivas, a nada que te descuides. Del Tánatos no hace falta decir nada, las guerras crecen y crecen también, llenan telediarios y periódicos y sobre todo llenan de miedo, bombazos, terror, tristeza y muerte.
El Tánatos está muy presente toda esta temporada en los periódicos, hay guerras muy cruentas y muy estúpidas y locas, con personajes protagonistas que rozan lo demoníaco. Y, curiosamente, a título anecdótico, estos días, también, en lo local de los periódicos se dice que nuestra fábrica de armas de Trubia va a ponerse a fabricar lanzacohetes.
¿No sería mucho mejor que construyese ambulancias, camiones, tractores, motobombas para extraer aguas y cosas por el estilo, de las que África –por ejemplo– está tan necesitada? De esa manera descenderían los cayucos en Europa, entre otras cosas tan negativas y tristes.
En fin, soy un idealista… Pero vamos mal, en esto del Eros y el Tánatos, del Amor y la Muerte, somos un desastre…
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