Trabajadoras del metal, ¿juguetes rotos?
Leo en su periódico del pasado miércoles 6 de marzo cómo, desde la sede de Femetal, un grupo de mujeres jóvenes, casi todas ejecutivas que desarrollan su trabajo en el ámbito del metal, animan a otras mujeres a trabajar en este sector.
Para las mujeres trabajar en el metal no es nuevo, ni es original. Hace unos 25 años un grupo de asturianas, en su mayoría ciudadanas de Gijón, tuvieron el dudoso honor de ser pioneras en este sector; hablo de las olvidadas trabajadoras de Modultec. Dudoso honor porque la irrupción de estas mujeres en un mundo laboral únicamente masculino no fue un camino de rosas, y que los compañeros del metal las llegaran a aceptar, aunque fuera a regañadientes, como unas trabajadoras más, les costó mucho tiempo, no pocos afanes y, por qué no decirlo, algunas lágrimas.
En aquellos años, la digitalización y la automatización no habían llegado a los talleres, y trabajaban en un entorno sucio y no exento de peligros.
Me alegra sinceramente leer las afirmaciones de esa joven mecánica de mantenimiento cuando dice que encontró "unos compañeros maravillosos", esto demuestra que en este último cuarto de siglo muchas cosas han cambiado, pero es justo recordar a las que primero rompieron moldes y barreras para que hoy el trabajo en el metal, o en cualquier otro sector, esté normalizado para mujeres y hombres.
Si alguien me pregunta qué fue de aquellas pioneras, les responderé: ¡Están muertas!
"Me quitáis la vida cuando me quitáis los medios con los que vivo". Lo dice Nuccio Ordine (premio "Princesa de Asturias") en su libro "La utilidad de lo inútil" parafraseando al judío Shylock de "El mercader de Venecia".
Feliz Día de la Mujer Trabajadora.
María del Pilar Álvarez Zapico
Gijón
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