Envejecimiento y humanización
El paso del tiempo es natural, somos seres biológicos tanto como sociales y espirituales. Quien niegue que somos una sociedad de gente mayor, a veces desatendida, tiene vendas en los ojos. Hoy, aquellos que trajeron vientos del cambio, la democracia, los servicios públicos modernizadores, muchísimas iniciativas empresariales brillantes y un estilo
de empresa realmente de gestión de recursos humanos, ergonomía, conciliación y
buena sintonía con el sindicalismo constructivo son ya personas positivas de cierta edad, objetivo del muy necesario sector o nicho de negocios de la "Silver economy", colectivo de mayores todavía con mucha calidad de vida, con experiencias cualificadas y estilos
de vida que no tienen nada que ver con hace 80 años. El cuidado de mayores debe abarcar a todos los sectores sociales sin discriminación alguna, especialmente desde el humanismo cristiano. Una sociedad incapaz totalmente de generar recursos eficaces públicos, sociales, concertados y privados de calidad para su ingente población mayor
de 65 años es una sociedad cruel, que se autoengaña con el "culto a una juventud puramente publicitaria" y que está perdiendo en humanidad, negocios de calidad y
que presten un servicio muy necesario a la sociedad, además de tierno, necesario y vital. La gente no es tonta, se está pagando por servicios en las residencias de ancianos que no personalizan el trato individualizado con el usuario o cliente, especialmente el crónico. La medicalización de estas residencias deja muchísimo que desear. La gestión del covid-19 por los políticos ha sido muy dudosa en algunas comunidades, desde el punto de vista de "triage" o criba de derivación a los servicios médicos de urgencia. Es clamor público humanizar. La persona, aun acogiéndose a un "testamento vital" laico y responsable en todo momento, es un ser único, que tiene derecho a un trato lo más digno posible
con garantías de humanidad. Máxime cuando se está en una situación de exposición por extrema fragilidad. Urge una ley española integral de residencias para mayores y otros establecimientos de cobertura sanitaria para enfermos de patologías graves cronificadas. Podemos ponernos vendas y pensar que siempre tendremos 30 años, pero la situación muy urgente demanda mejor trato a los auxiliares y personal sanitario, estabilización
de plantillas, asistencia médica eficaz por ley las 24 horas, mayor fiscalización de posibles abusos. Ser mayor puede ser etapa bonita de sabiduría, ternura. Satisfactorio homenaje leal y bondadoso por parte de todos los agentes humanos, familiares y profesionales implicados.
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