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María la vedette

15 de Marzo del 2024 - Fernando Vijande Fernández (Castropol)

Cuando la vida era en blanco y negro María soñaba en color.

María vendía tabaco y cerillas, puros habanos y libritos de papel de fumar. María era cigarrera, vendía los cigarros por pares y la picadura por cuarterones.

María tenía su clientela, los chulos del barrio, vestidos con traje negro plomizo y sombrero que cubría el pelo de la cabeza aplastado con brillantina.

Todas las noches acudía al teatro de la Zarzuela con su cesto lleno de cigarros, cigarrillos y picadura y cantaba muy atrevida aquella canción:

Fumar es un placer

Genial, sensual

Fumando espero

Al hombre a quien yo quiero....

María era descarada, no le quedaba otra, porque también la vida lo era con ella, los cigarros se los ponía en su boca y de ahí pasaban a la boca del chulapo, que no desaprovechaba la ocasión para saborearlos lentamente con satisfacción.

María quería ser vedette de revista, cantaba con voz melódica y el baile se le daba bien. Sabía subir la falda en el momento adecuado para insinuar y no mostrar.

Un señorito la pretendía con insistencia. Sus amigas le decían que era afortunada, pero ella no estaba segura, no sentía nada por él, su corazón estaba en barbecho.

Quería retirarla el señorito a un pisito en las afueras, en Vallecas, y ponerle un estanco. Era lo habitual en esa época de doble moral.

María era huérfana y después de pasar sus primeros años en un hospicio entró a trabajar de modistilla en un taller de costura, pero las ventas descendieron y al despido siguió el desahucio, y tuvo que ganarse la vida como cigarrera.

Cuando María cantaba se formaba un coro a su alrededor y ella entonaba con sensualidad el aria !Ay, Ba! de la zarzuela "La corte del Faraón":

¡Ay, Ba! ¡Ay, Ba!....

¡Ay, babilonio, qué marea...!

¡Ay, Ba! ¡Ay, Ba!...

¡Ay, vámonos pronto a Judea!.....

Pero la censura franquista la prohibió y hasta el año 1976 no se pudo volver a representar.

María siguió soñando en colores y añadió a su cesto nardos y claveles mientras cantaba la canción:

Por la calle de Alcalá

Con la falda almidoná

Y los nardos apoyaos en la cadera

La florista viene y va

Y sonríe descará

Por la acera de la calle de Alcalá....

María, que pudo ser propietaria de un estanco, se dedicó toda su vida a vender tabaco y claveles en la calle y falleció en una pensión de Lavapiés al lado de un cesto de flores.

El Ayuntamiento de Madrid, con Tierno Galván de alcalde, le dedicó una calle: calle María la cigarrera.

A veces, como decía Calderón de la Barca:

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida ? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños sueños son.

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