El perdón de los pecados
Estando, con mis 8 años, en la sala de estar de mi casa, que no sé por qué la llamaban sala de estar, pues nunca estábamos en ella, entró mi tía y dijo que había que ir a Seares a confesarse.
"Madre mía", dije yo, "cogeré un saco de patatas, a ver si me caben los pecados". "Si va mi vecino a Seares, tiene que llevar un saco de pulpa, pues, cuando se caga, se caga en todos los santos y todos los acompañantes. No queda ninguno en el cielo, pues añade al final: "Si queda uno, en ese también".
Esto que cuento sucedía hace 60 años, había que ir andando a Seares y en ayunas para poder comulgar, no podías ni beber agua "dos regueiros". Lo decían la Santa Madre Iglesia y el Papa Juan XXIII.
Los pecados de entonces no se parecían en nada a los de ahora. Antes, aparte de los relacionados con el sexto y el noveno mandamiento, que debían de ser muy importantes, pues eran por los que te preguntaba siempre el cura, el resto de mandamientos no tenían tanta relevancia.
Los pecados de hoy en día son distintos. Hoy tener una empresa fantasma, una sociedad offshore, no pagar el IRPF, tener un testaferro, hacer ingeniería financiera, esos son los pecados de hoy en día, aunque no estoy muy seguro si son pecados veniales o mortales (si son veniales vas al purgatorio; si son mortales, al infierno de cabeza).
Y ya, si tienes un piso en nuda propiedad, o tienes un Lambo (Lambordine) en el garaje y no has pagado las multas, pues te condenas para la eternidad.
Así todo, cómo han cambiado los años, las vueltas que da la vida, como dice la canción. Ahora los curas tienen que ser asesores fiscales e informáticos para dar la absolución, aunque bueno, como dan la absolución colectiva pues no hay problema.
Bueno, con la religión, cada uno que piense lo que quiera, desde los que decían que era el opio del pueblo hasta los que llaman ahora a las vacaciones de Semana Santa las vacaciones de la primavera.
Es muy conocida aquella anécdota que ocurría en una asamblea de izquierdistas ateos y uno de ellos al entrar dijo: "A la paz de Dios," y el presidente de la asamblea le respondió: "Compañero, somos ateos, haga usted el favor de salir y entrar como Dios manda".
Bueno, pecadores todos, habrá que prepararse para rezar el "Yo pecador me confieso...".
Ah, y no se os olvide que el Viernes Santo es día de vigilia y aparte del ayuno, no se puede comer carne, aunque con el precio que tiene el bacalao, es mejor comer unos huevos con patatas, aunque no lo sé, porque, el huevo da lugar a la gallina, y la gallina es carne, o la gallina pone el huevo y no es carne y por lo tanto no sé qué es primero el huevo o la gallina. Vaya lío que tengo. Mejor comer unas berzas rehogadas con aceite y pimentón.
Fernando Vijande Fernández
Castropol
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