¿Nos apuntaríamos a mejorar la sociedad con sacrificio?
Lo que se hace cotidiano, por muy repulsivo que sea, acaba aceptándose como inevitable y pasa a formar parte del sistema. Poco a poco, el sistema nos va cambiando la personalidad al aceptar lo que antes nos hubiera escandalizado. Hay que cuidar de los animales, y si alguien causa la muerte de un animal doméstico tiene pena de cárcel, pero no hay pena de esta ni de la otra por los cien mil abortos de humanos en España cada año. El tabaco mata, pero cada día se comienza antes con esa droga sin que nadie la pare.
Les pregunto a los mayores: ¿qué podía pasar en otro tiempo si alguien veía fumar a un adolescente? ¿Recuerdan los mayores cosas como violaciones sin freno, violencia contra mujeres y niños, robo de la vivienda sin respuesta de la ley?, y ya no digo indiferencia hacia los problemas del vecino, incluso desprecio por los demás con música pumba pumba a todo volumen, o... lo que ya solo se ve en películas antiguas: amor al prójimo, sacrificios de unos para con otros, más interés en las personas que en el dinero. Yo he vivido ese tiempo, cuando mi abuela visitaba a los enfermos del barrio con una docena de huevos en el delantal, cuando se ofrecía a amortajar al muerto para descargar ese dolor a la familia, o el día que dijo en la mesa delante del abuelo, dos hijos solteros en casa, y el nieto: "Hoy había arroz y conejo para comer, pero como la Vicenta no tenía nada que poner en la mesa para los suyos, pues hoy tenemos la mitad del arroz y la mitad del conejo".
¿Nos gustaría ver un cambio social hacia mayor humanidad, una lucha contra el hambre aportando todos un poco de dinero, un sacrificio de comodidades que contaminan, un vecino que puede defenderte, un cónyuge que ama de verdad? Un 31% de la población mundial está inscrito en la cristiandad, pero si todos los que afirman reconocer a Jesucristo como un gran maestro y guía se gobernaran por la pregunta: "¿Lo haría Jesús?", ¡qué diferente sería este mundo!. Él dijo: "Si el mundo os odia, ya sabéis que a mí me odió antes que a vosotros. Si fueseis parte del mundo, el mundo os amaría porque seríais algo suyo. Pero, como no sois parte del mundo, sino que yo os he elegido de entre el mundo, por eso el mundo os odia" (Juan 15:18,19). ¿Dispuestos al sacrificio? Vale, el premio vendrá después.
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