RTVE, otra vez a debate
Tu filosofía política tan solo debe cumplir un requisito para posicionarte a favor de la venta de medios de comunicación públicos:
“El derecho a la información se cumple independientemente de la existencia de una televisión pública”.
Es decir, debes creer que a través del acceso a internet, u otros medios, un ciudadano tiene la suficiente información como para mantenerse informado, tanto del pasado como del presente, del entorno que le rodea.
De hecho, aunque creas que el acceso universal a la información no se cumpla en el mercado privado, otra opción es garantizarlo tú como Estado, por ejemplo, mediante las bibliotecas públicas, pero no necesariamente desde una televisión pública.
Los derechos fundamentales son los representantes de un sistema de valores y un sistema cultural concreto que resume el sentido de la vida estatal contenida en la Constitución de cada geografía estatalizada.
Por tanto, cuando hablamos de derechos fundamentales hacemos referencia a unas normas base que han establecido los propios estados para legitimar su intervención en los asuntos que ellos determinen que son fundamentales.
Pero...
¿Fundamentales para quién? ¿Para el gobernante? ¿O para el contribuyente?
En mi opinión, las únicas personas que defienden la existencia de medios de comunicación estatales hoy en día son los que creen que el Gobierno debe garantizar a todos los ciudadanos el derecho fundamental de acceso a la información.
¿Es RTVE un espacio informativo sin sesgos e independiente del Estado? ¿Su función es la de dar acceso universal a la información y a la actualidad o más bien pretende actuar como control de la opinión pública?
Como he dicho al principio del artículo, creo que el derecho a la información ya se cumple sobradamente en el mercado privado. Y aun no cumpliéndose, existen formas mejores de garantizarlo como Estado sin recurrir a un medio de comunicación estatal.
Por tanto, si el acceso a la información ya se cumple, podemos deducir que la función principal de Radio Televisión Española es dirigir y controlar la opinión pública.
El control de la opinión pública es un asunto verdaderamente vital para el gobernante, eso está claro, pero no lo es de ninguna manera para cada uno de los contribuyentes que son al final los que se rascan el bolsillo para pagar veintiocho millones de euros al programa presentado por David Broncano.
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